martes, 28 de agosto de 2012


I.U.N.A.

 

 

 

 

 

 

 

 

LICENCIATURA EN ARTES VISUALES

 

CÁTEDRA DE  ESTÉTICA I

 

 

 

FICHA 1

 

 

 

 

LA FILOSOFÍA DEL ARTE EN EL PENSAMIENTO CLÁSICO Y MEDIEVAL

 

 

 

 

 

 

Autor: Prof. Luis Padin

 

 

2012

 

 

 

 

 

Antes de comenzar a desarrollar el pensamiento de los autores clásicos anunciados, queremos dejar aclarado que en estas páginas llamaremos indistintamente Filosofía del Arte o Estética, a aquella disciplina que tiene “como objeto el estudio de lo bello”. Así se la llama desde la modernidad (Siglo XVIII) ya que la estética como disciplina autónoma de la filosofía nace en la época de la Ilustración. En ese sentido, el pensamiento clásico, no había llamado estética a sus reflexiones sobre el arte, sino que estaban incluidas dentro del ámbito más general de la filosofía y además lo hacen desde una perspectiva diferente a la de la modernidad.

 

Había sí una reflexión y una consideración sobre el arte, tanto en Platón y Aristóteles, pero no había estética. Cuando Heidegger habla, en La Voluntad de Poder como Arte en “Nietzsche I”, de los comienzos de la estética con Platon y Aristóteles está haciendo en realidad una critica a la historia de la metafísica occidental.

 

Vamos a continuación a hacer una breve referencia al pensamiento platónico y aristotélico sobre la poética o el papel del arte en la Polis.

 

Platón (430-348- a.C.)

 

Fue el principal discípulo de Sócrates.  En su madurez, fundó la primera gran escuela de filosofía, denominada Academia. Sus textos filosóficos, a excepción de la Apología  de Sócrates y Las Cartas, los escribió bajo la forma de diálogos.

 

En la época en que él vive, el sistema político griego, la comunidad política (koinonia politité), la polis, está en crisis. Podríamos afirmar que Sócrates, su maestro, que es condenado a muerte por la polis de Atenas, es el último pólites. Por todo ello su  preocupación principal fue restablecer la organización de la comunidad política, que con su sistema democrático exclusivo para los ciudadanos o pólites, tantos éxitos habían dado a los griegos. El problema que le preocupa es entonces como lograr que en el mundo imperfecto de lo humano, la justicia triunfe sobre la injusticia, el bien sobre el mal, la verdad sobre la falsedad.

 

Es por ello que afirmamos que la filosofía platónica está íntimamente relacionada con la política: “Su no poder hacer política se traduce en su tener que hacer filosofía. La crisis de su tiempo como crisis, de los usos y costumbres, como desorientación vertiginosa, es el motor efectivo de su filosofía, que lo obliga a ponerla en marcha.. La filosofía aparece pues, para Platon como un menester de urgencia, como algo que hay que hacer porque no se sabe a que atenerse respecto de las cosas y los asuntos de la vida”  Afirma J. Marías,  en su introducción al Fedro, relacionando la crisis de Atenas con la crisis de la Polis,  teniendo en cuenta la experiencia de Platón en Siracusa y la aceptación de su fracaso expresado en la Carta Séptima, uno de sus últimos escritos.

Su filosofía parte del estado de ignorancia del hombre, como Sócrates, y es una cuestión de urgencia, porque el hombre griego inmerso en la crisis no sabe a que atenerse, lo que se sabe no alcanza es deficiente, será el filosofo un intermediario entre el ignorante y el sabio que tratará de encontrar el camino o por lo menos señalarlo.

 

En los diálogos platónicos se muestra que la opinión es insuficiente y por ello es necesario elevarse a un saber superior. El dialogo platónico consiste en la destrucción de las opiniones en cuento tales. La ignorancia filosófica consiste en que no sabe lo que hay que saber, lo que da sentido a la totalidad de la realidad, la opinión es deficiente y fuente de problematicidad. Por eso es el motor de la filosofía  y de ahí la necesidad del dialogo, en el que chocan las opiniones y ninguna se puede afirmar como tal, dialogo que pretende ser, como afirma en El Sofista, equiparable al pensamiento (dianoia) que es el “ callado dialogo interior del alma consigo misma”.

 

Será entonces la destrucción de las opiniones en el diálogo la que llevará a un nuevo modo de conocimiento que será el de la Episteme  o Ciencia o directamente Filosofía. Habrá que limitar, definir, para que una cosa no se confunda con otra. Debiendo coincidir el pensamiento lógico y el ser a través de la identidad como ya lo había entrevisto Parménides.

 

El problema es que las cosas no responden al principio de identidad, no son permanentes, están en constante cambio y son múltiples. Y esto es porque el ser de las cosas no está en ellas mismas, sino fuera de ellas. La esencia de las cosas no está en ellas, el ser del caballo no está en este caballo particular y concreto, y la definición es de lo universal, del eidos, en definitiva el ser está en la Ideas, fuera de las cosas, y estas participan de la Idea que es inmutable y universal. Estamos en presencia de una concepción lógica que entiende al ser como identidad y, el ser, se identifica con la forma de la realidad que cumple los requisitos del pensamiento lógico. Y ello se da en el mundo de las Ideas

 

Sintéticamente su teoría de las Ideas consiste en que Platón descubre que existen dos órdenes diversos de realidad, el sensible y el inteligible, pero sólo el segundo es absolutamente verdadero. Los sentidos nos muestran un mundo imperfecto sometido a un perpetuo cambio, tal como planteó Heráclito.  Platón agrega que un mundo tal no puede constituir el objeto de un verdadero conocimiento pues éste requiere de realidades universales, eternas y permanentes que servirán a la vez para fundar sobre ellas una comunidad justa y lo más perfecta posible, dentro de la imperfección propia de lo humano, y por eso deberá ser dirigida por los filósofos que deben ser gobernantes o dedicarse a la filosofía, porque conocen el bien en sí, lo bueno en sí, lo bello en si, la justicia en si, etc.

 

Así considerará que el entendimiento cuando se despoja de la interferencia obrada por los sentidos, descubre el mundo verdadero, el mundo inteligible de las Ideas, que constituye el verdadero objeto de la filosofía. Son modelos eternos, universales e independientes de nosotros, puesto que existen por sí  mismas y constituyen la única y verdadera realidad.

 

Las cosas con las que tenemos contacto en el mundo sensible constituyen una copia imperfecta de las  Ideas. Así por ejemplo, todos los objetos bellos que percibimos por medio de los sentidos son tales porque participan de una única Idea de  Belleza, eterna y absoluta, de la cual los primeros son meras “sombras” o “copias”.

El conocimiento filosófico o Episteme es un saber lo que las cosas son y, como el ser de las cosas está en la Ideas, hay que avanzar dialécticamente de las cosas a las ideas y despues volver de las ideas a las cosas. La filosofía se presenta entonces como un viaje de ida y vuelta. De las cosas que plantean el problema  y obligan a filosofar, a las Ideas y de las Ideas a las cosas para explicar su ser participado.

 

El problema que se plantea muchas veces con el pensamiento platónico y con sus cuatro modos de tener noticias de las cosas, tal como lo explica en el libro VI y VII de la República, a saber: la conjetura, la creencia, pertenecientes estas dos primeras al mundo sensible y el conocimiento discursivo y el intuitivo, ambos pertenecientes al mundo inteligible, es que lugar ocupa el mito dentro de su sistema de pensamiento. Veamos un caso para ejemplificar el problema; el Mito de la caída, de los carros alados que se presenta en el Fedro (246 a y subsiguientes) Afirma en ese texto que, saber cuál es la naturaleza del alma es casi imposible y es una tarea divina, pero es posible dar una imagen de ella: “Describir cómo es el alma sería cosa de una investigación en todos sentidos y totalmente divina... pero decir a que es semejante puede ser el objeto de una investigación humana”

 

Antes había dado una definición del Alma diciendo que es todo aquello que se mueve por si mismo, una definición conceptual de qué es el alma y despues apela al mito, esto es lo problemático y sorprendente. El problema es que estamos en presencia de tres cuestiones diferentes que Platón distingue: 1. La esencia de algo (ousia); 2. su Logos o definición y 3. su nombre (ónoma).

 

La definición de la esencia no agota la realidad de lo que se habla, solo la delimita o circunscribe. Conocer totalmente las cosas es tarea divina por eso es necesario fundamentalmente cuando se trata de cuestiones últimas, recurrir al mito para que nos manifieste, aunque sea de manera imperfecta y parcial, la realidad de la cual estamos hablando, decirnos a que se asemeja. El mito se convierte entonces en algo superior a la definición. Si bien el conocimiento humano no puede agotar la realidad puede fijarla y explicarla hasta cierto punto aunque sea de manera alegórica.

 

En este mito Platon cuenta lo que le pasa al alma, que con sus alas se eleva hacia lo alto. Será entonces, el alma humana la que permite que el hombre logre unir ambos mundos ya que puede elevarse, a través del pensamiento, de uno al otro y una vez arriba poder bajar a esta realidad imperfecta en la que le toca vivir. Por eso para Platon la filosofía es un esfuerzo personal y comprometido y no una acumulación de saberes, es algo que le compete al hombre y que debe “comunicarse de modo erótico”. Ya que debe haber un Amor a la belleza y a las Ideas, que es el que inclina al filosofar.

 

La insatisfacción del hombre proviene de la situación que se produce por estar  hecho para alimentarse de Ideas y no puede evitar alimentarse de opiniones, es por lo tanto una realidad inestable, que fluctúa entre ser más o menos hombre. Lamentablemente las verdades ultimas son inalcanzables y no se puede decir totalmente en que consiste esa realidad pero se puede señalar para que los demás puedan llegar a ellas por sí mismos. Por eso el maestro, el filósofo, debe contagiar a sus discípulos para que se lancen al penoso y difícil cometido de conquistar la realidad a través del conocimiento.

 

Hicimos esta referencia a la explicación mitológica que abunda en la obra de Platón, porque muchos autores toman a su pensamiento como el paradigma de la racionalidad del saber y, desde estas visiones “Ilustradas”, se lo ve como un verdadero antecesor del Racionalismo y del Idealismo, fundamentalmente por el papel que le atribuyó a las matemáticas como propedéutica de la filosofía, y con su célebre inscripción en el frente de la Academia donde se afirma que “no debe entrar aquí quien no sepa matemáticas”: A pesar de ello tuvo una particular predilección por “mostrar” verdades inaccesibles al intelecto a través del Mito y, en definitiva, las explicaciones últimas, que sobrepasan la posibilidad de hacerlo a través del pensamiento, las realiza mitológicamente, constituyéndose el Mito en la explicación fundamental y última.

 

El problema de lo bello

 

En la doctrina platónica podemos decir que hay dos perspectivas diferentes respecto del tratamiento que le da al problema de la belleza. Una de ellas es cuando se refiere a la “belleza en si” o a la idea de la belleza que la equipara con lo uno, el bien,  y se encuentra en la cima del mundo inteligible, del mundo  de las ideas y por lo tanto es inmutable, permanente e incluye en sí todos los casos particulares de objetos bellos con los que podemos encontrarnos en nuestra experiencia y es, por esta idea, que de diferentes objetos sensibles podemos predicar que son bellos porque participan de la misma: “Es la presencia de lo bello en si lo que confiere  la belleza a aquello que reconocemos como bello”(Hip. M.)  “.. quien reconoce la existencia de la belleza absoluta es capaz, a la vez, de percibir esa belleza y las cosas que de ella participan, sin confundir estas cosas con lo bello ni lo bello con las cosas” (Rep.). “Una cosa no es bella por si misma sino porque participa de lo bello en sí” (Fedón) “Sería el colmo de la demencia no considerar como una e idéntica a la belleza que se encuentra en todos los cuerpos” (El Ban.)

 

La otra posición tiene que ver con el papel de los artistas en la Ciudad Ideal. La desarrolla fundamentalmente en la República y sobre todo en el Libro X, donde considera inconveniente que los poetas formen parte de la comunidad ideal. Cuestionándolos por residir su actuación, en fomentar la opinión y por lo tanto, la falsedad. Los compara con los sofistas, y por lo tanto culpables del alejamiento del hombre de las verdades supremas, siendo esa la causa principal de los males que aquejan a la comunidad. Incluye además, su perspectiva del problema del conocimiento en relación con el papel de los artistas, en la medida en que estos, con sus copias o representaciones (mímesis) nos alejan cada vez mas de la verdad. De ahí el famoso ejemplo de las tres camas, donde se pasa de la aparente (la del pintor) a la particular(la del carpintero) a la del Demiurgo (universal)que ha elaborado el modelo ideal de la cama. Es esta la manera en que Platón inserta las ideas en la estructura del mundo, siendo las que le dan todo su sentido.

 

La primera perspectiva la podemos encontrar en el Hippias Mayor (287 e y 288a); en  el Fedro; en el Banquete (210 ab); en la República  (476cd); en el Fedón (100cd) La segunda es ampliamente explicitada en diferentes párrafos de la República y la desarrolla en forma mas completa desde 595a hasta 608a del capítulo anteriormente mencionado.

 Para este filósofo la realidad no es producto del azar, sino que hay un orden, una exactitud, una justicia una técnica adaptada a la naturaleza de cada cosa ya se trate de almas de animales u objetos “la virtud de cada cosa consiste en un arreglo y una feliz disposición resultante del orden”. Así podemos decir con Jenócrates que para Platón: “La idea es la causa que sirve de modelo a los objetos cuya constitución está inscripta en la naturaleza desde la eternidad”

 

 

Podemos afirmar que esta visión que tiene Platon de los artistas se debe en parte a que toma el concepto de mimesis en un sentido restringido, como reproducción o copia, dejando de lado la circunstancia de que la palabra póiesis remite a creación y por lo tanto concibe al artista como un simple productor de imágenes referidas a realidades sensibles y al ser estas copias de la verdadera realidad es de inferior valor porque se encuentra muy lejos de lo verdadero, de la idea en sí. Su discípulo Aristóteles tendrá una visión muy diferente del concepto de mímesis que desarrollaremos a continuación.

 

 

 

 

Aristóteles (384-322 a.C.)

 

Antes de entrar en la problemática de la Poética, haremos una síntesis muy elemental de su pensamiento o por lo menos de los temas que incluye en su sistema para que sirvan de introducción a aquellos que no han tenido contacto con su sistema de pensamiento.

 

Fue discípulo de Platón.  Durante mucho tiempo fue miembro de la Academia.  A la muerte de su maestro la abandona y, después de un largo periodo de viajes,  retorna a Atenas y funda su propia escuela de filosofía,  el Liceo.

 

Conservamos de él una gran cantidad de obras que cubren todos  los temas: metafísica, física, ética, política, estética, etc.  Fue el creador de la lógica.  Su doctrina filosófica, recogida por Santo Tomás de Aquino, se mantiene  vigente en el pensamiento religioso.-filosófico de la Iglesia Católica aún en nuestros días.

 

Constituyó un gran sistema filosófico a partir de la crítica de la teoría platónica de las Ideas. Para él, a diferencia de Platón, las cosas realmente existentes son las individuales (en su lenguaje, los individuos constituyen las sustancias primeras).  Pero en dichas cosas individuales podemos distinguir dos principios: la materia y la forma.  Esta última es aquello que tienen en común los individuos de la misma especie; con ello, es como si Aristóteles dijera que lo universal se halla contenido en el individuo.

 

Todo conocimiento procede de la sensación.  Por medio de los sentidos conocemos lo individual, pero el proceso del conocimiento no termina allí sino a través de la abstracción,  llegamos al razonamiento y a la intelección de lo universal.

 

La metafísica de Aristóteles estudia la causa primera de todo lo existente a la que también llama Dios o primer motor.

 

En su sistema de pensamiento vamos a encontrar una serie de conceptos fundamentales de los cuales, la mayoría de ellos, se inscribirán definitivamente en la historia de la filosofía. En principio hacemos una simple enumeración de los mismos:

Sustancia primera = ousia : ser en si. Sustancia segunda = categorías: ser en otro. Materia – Forma. Potencia – Acto. Causas: material, formal, eficiente, final.

 

Lo que existe es el individuo concreto, (crítica a Platón) el sujeto de todas las predicaciones (SUSTANCIA 1ra: Ente individual y concreto , la cosa sensible)

 

Las ideas se obtienen cuando de cualquier sustancia separo lo esencial de lo accidental: ESENCIA la obtengo por la inteligencia y logro la Definición de algo, lo que la cosa es.

Ej: El Hombre es un animal político (zoon politicon)  por lo tanto de un sujeto se pueden  predicar 

 

a) predicados esenciales

 

b) predicados no esenciales:  categorías: cantidad, cualidad,

Relación, tiempo, lugar, acción, situación, pasión y estado

 

Ej:  el hombre es un animal portador de lenguaje (a)

      el hombre es un animal político (a)

      el hombre es blanco  (cual.)(b)

      el hombre es alto       (cant.)(b)

 

Por lo tanto, si queremos explicar la realidad desde el punto de vista del conocimiento debemos hacer referencia a los conceptos de sustancia, esencia, accidente. Si queremos explicar la realidad de acuerdo a como están constituidas las cosas, a su estructura, debemos recurrir a los conceptos de Materia y Forma .La sustancia 1ra., el individuo, la cosa concreta se compone  de materia: lo indeterminado , lo pasivo de cada realidad (ej: madera) y forma: lo determinante (mesa)

 

La materia es posibilidad. La forma es realidad. El equilibrio entre Materia y Forma es inestable, hay cambio: pasar del no ser en acto (semilla) al ser  en acto (árbol) Movimiento: pasaje de la Potencia al Acto

 

La realidad es cambiante porque la materia implica posibilidad, entonces si queremos explicar la realidad desde el punto de vista dinámico recurrimos a los conceptos de potencia y acto

Si queremos indagar sobre la causa que produce una realidad, el porqué algo es lo que es, debemos recurrir a la teoría de las cuatro causas:

 

 1) material: aquello de que está hecho algo, el contenido.

 2) formal: la estructura de la cosa, el eidos, la idea.

 3) eficiente: el que le da forma a la cosa

 4) final : el propósito, el fin del creador, el para qué.

 

La Filosofía es conocimiento de las causas, del porqué de la realidad, si conocemos la causa 1ra.: Filosofía  1ra. o Metafísica: conocimiento del 1er motor; última y primera causa de toda la realidad (Dios) Toda la naturaleza obedece al principio de la Finalidad  (teleología), por lo tanto  1) todo ser tiene un modelo hacia el cual se desarrolla 2) cada hecho tiene una ley  3) todo el cosmos tiene un orden.

 

Todo ser, toda realidad, tiene una causa final: el motor inmóvil a cuya perfección aspira el mundo.

 

Todo el sistema implicará un orden jerárquico en la naturaleza en función de que predomine materia y forma, de lo que menos es (preeminencia de la materia) a lo que más es (preeminencia de la forma).

Se parte del concepto de MATERIA PRIMA: incognoscible

1) Primer grado de actualidad, los 4 elementos primordiales: tierra, agua, aire y fuego.

2) Segundo grado de actualidad: sustancias homeoméricas (homogéneas)

3) Tercer grado de realidad: sustancias anomeoméricas (heterogéneas por ej. órganos diferenciados)

4) Cuarto: vegetales

5) Quinto:  animales

6)    Sexto:  hombre    

Fin de la jerarquía: ACTO PURO: Dios: 1er. Motor

 

Todo el universo tiende hacia él como último fin. Todos los seres materiales y espirituales se mueven por deseo, por un apetito de ser en acto, todos tienden hacia él, es causa final, mueve por atracción siendo él inmóvil, puro pensamiento, pensamiento que se piensa a si mismo.

 

A continuación de esta síntesis hecha a los efectos de recordar los conceptos principales del autor pasamos a analizar el tema referido a la concepción que tiene del arte.

 

La obra que trata sobre el problema del arte en este filósofo, es la “Poética”. No es una obra escrita directamente por él, sino que comprende el contenido de apuntes tomados por sus alumnos en  clases que impartió en Atenas. Los mismos no contienen a la obra completa y fundamentalmente se conservaron los contenidos referidos al tema de la tragedia.

 

No es una obra de estética, en el sentido moderno, ya que si así la hubiera llamado Aristóteles, estaríamos frente a un análisis de la problemática del conocimiento sensible (aiéstesis); la denomina Poética y este término se deriva de  póiesis,  verbo que significa crear en el sentido de producir, está referido a la creación, es una técnica especial que tiene como objeto la producción de una obra de arte, que se diferencia de las obras de la naturaleza o de la producción de útiles o instrumentos, en ese sentido no produce objetos “reales”, sino representaciones, o como llamaban los griegos imitaciones (mimesis).

 

La poética es, por lo tanto, un arte no utilitario cuyo fin será la creación de una obra de arte. Incluye al autor, dentro de las artes correspondientes a la Poética, a la música, la poesía, la danza, la pintura y la escultura. Posteriormente la poesía se apropió del término pero en  realidad en el sentido griego originario hacía referencia a todas las artes. Cada una de ellas reproducen lo real, representan al mundo produciendo en el espectador una forma particular de conocimiento y gozo.

 

La esencia de la poética es la imitación (mímesis) pero es una reproducción que conlleva una actividad creativa porque deviene de póiesis. Y si mímesis significa copiar, reproducir o representar y supone un modelo al cual debe asemejarse, parecería ser contraria esta copia al acto de creación, a la póiesis, que implica producir algo que no estaba presente, equiparándose el artista, en este sentido con la Physis o naturaleza.

 

Si bien, aparentemente, parecería que hubiera una contradicción entre ambos conceptos, esto no es así ya que al imitar o reproducir, se imitan no las cosas tal cual son exteriormente, sino su esencia o naturaleza, su forma. Aquí no está en juego solo lo sensible, sino realidades inteligibles e universales. En el caso de la tragedia que imita las acciones de los hombres, los puede representar tal como son para el mito o la tradición, o como deberían ser para la ética o la política. Pero el objetivo principal de Aristóteles es que la obra de arte imite las cosas tal como deberían ser, idealmente o utópicamente.

 

La característica  de la producción literaria o teatral a diferencia de las artes plásticas, según Aristóteles, trata o representa la vida humana, la situación del hombre comprometido en una acción que lo afecta y debe resolver y puede acompañarse por la música y la danza,

 

Pero las acciones que se representan no son las que realmente ocurrieron sino que se las representa como debieran ocurrir. No se trata de un relato de hechos, de eso se ocupa la historia, no representa o reproduce lo particular tal como las cosas son o los hechos tal como ocurrieron. No imita lo que ha sido, sino lo que puede ser y lo hace en forma idealizada y lo debe hacer en un todo que presente unidad, coherencia y necesidad intrínseca, que logre revelar lo que las cosas deben ser.

 

Para este filosofo que estamos analizando, la actividad artística  se diferencia de la teorética que es característica de la filosofía,  y de la practica o moral que se refiere a los fundamentos del obrar humano de las cuales se ocupan la ética y la política. La  poética es esencialmente una actividad creadora. Esta diferenciaciones se encuentran en otros textos del autor. En el libro VI de la Metafísica y refiriéndose a estos problemas, distingue el conocimiento intelectual en:

 

a) Práctico: relativo a los fundamentos del obrar del hombre libre, que se expresa en las ciencias normativas como la ética y la política.

b) Poético o Técnico que se refiere al hacer para satisfacer necesidades espirituales o temporales, “disposición natural a la creación” le llama, que supone la creación de una obra y

c) Teórico que es el más importante de todos para él porque su finalidad no es satisfacer necesidades materiales o espirituales, sino el saber por el saber mismo. Incluye dentro de él, a la física, la matemática y la teología.  

 

El obrar poético no es considerado en sí mismo, sino a partir de la obra, del producto al que da lugar. El arte imita a la physis, decía Heidegger, porque hace que surja un mundo, y además para el pensador alemán, en ese sentido, el arte es verdad, devela, presenta, a través de la belleza, lo verdadero. Ser y verdad se identifican 

 

Esta manera de presentar el arte, la poesía, la vida humana, hace que Aristóteles la considere más cercana a la filosofía,  porque a diferencia de la historia, que presenta lo particular, representa lo universal. Lo que importa es su valor expresivo, no la realidad de los hechos tal como ocurrieron, no es por lo tanto una copia de la realidad sino una transformación de la misma con el objeto de mostrar como el hombre debe actuar en determinadas circunstancias y tratando de producir efectos y pasiones en el espectador. En conclusión deduce que es más verdadera que la historia, porque no trata de lo particular y contingente, sino de lo universal y necesario

 

En eso consiste la producción artística, el estilo de cada artista, algunos, como dice Aristóteles refiriéndose a los pintores, como “Polignoto, representa sus modelos más hermosos que la naturaleza; Pausón los representa menos bellos y Dionisio, tal como son” (Poética, 2, 1448 a 4-6)

 

La poética Aristotélica es también un análisis de género, básicamente referida a géneros literarios, esto para los griegos era la poesía, era el arte. En este sentido Aristóteles lo que hace en la Poética es analizar los géneros artísticos o poéticos diríamos siguiendo su lenguaje, la tragedia, la comedia y la epopeya. La primera imita acciones elevadas, nobles y dignas rechazando las viles y vulgares, exige grandeza de pensamiento y sentimiento y un lenguaje apto para expresarlos dotado de ritmo y armonía. Se diferencia de la epopeya en que en ella el autor  relata los hechos  y la tragedia reemplaza la narración por la personificación y el relato por el dialogo entre los personajes que se presentan ante el espectador. En definitiva, lo que se convierte en propio y característico de la tragedia es producir la catarsis, la purificación de las pasiones por medio de la compasión y el temor.

 

Cuando se refiere específicamente a la tragedia dice que el objeto de imitación es la conducta humana, que puede calificarse como bella o fea, encargándose el arte de acentuar estos caracteres. Se trate de la tragedia o de la comedia, la que exalta a los héroes o la que ridiculiza los vicios.

 

La tragedia no solo narra sino que nos mantiene en suspenso por la piedad y el temor, que son las que mantienen el interés, y producen la purificación, la catarsis: “la representación de acontecimientos pavorosos o desdichados..., el miedo y la piedad son emociones esenciales en el espectáculo trágico, y esas emociones hacen que el espectador experimente la catarsis.

 

A esta palabra un poco enigmática que introduce Aristóteles el diccionario de la Real Academia la define como: el efecto que causa la tragedia en el espectador al suscitar y purificar la compasión,  el temor y otras emociones y, por extensión, sentimiento de purificación y liberación suscitado por las vivencias causadas por la obra de arte. “produce entusiasmo y los que la experimentan pueden ser purificados de ellas (de las pasiones)...., es decir verse aliviados con gusto” (Política V, 7, 1341 b)

 

“Las emociones cuya catarsis opera el arte son como la música en los cultos orgiásticos, las mismas en las cuales ella nos sumerge. La catarsis nos descarga de esas emociones, o la menos las descarga de su violencia nociva. El miedo y la piedad que experimentamos ante el espectáculo trágico, precisamente porque esta  suscitado por una representación artística, no son emociones violentas, como las de  la vida, sino emociones estéticas, que suscitan un goce sereno” (Poética 1453 b)

 

El arte para Aristóteles, por las emociones que hace experimentar, cumple una función moral y formativa, por la catarsis, la turbación en que nos sume el espectáculo trágico, se traduce en gozo estético. Al engendrar piedad y temor al alma humana al contemplar las pasiones en la escena, se libera y purifica mediante esa contemplación.

 

Hay que destacar que la catarsis se identifica con la virtud, no la perteneciente a la ética, la que hace que nuestros actos como seres humanos libres puedan ser calificados de buenos o malos, sino a la virtud del conocimiento (dianoética) Ya que el hombre que experimenta la catarsis se eleva de lo singular a lo universal mediante la sustitución de la compasión y el temor, que afectan individualmente a cada espectador por la compasión y el temor considerados universalmente, transfiriéndose las pasiones de la parte irracional del alma a la parte intelectual al convertirlas en objeto de contemplación. Y, ya sabemos que la contemplación es el acto de máximo valor para el hombre, lo que realmente lo convierte en virtuoso y feliz. Camino al que aspira el hombre teorético.

 

Asi al contemplar las pasiones bajo su propia esencia, en lo que tienen de necesario y universal se olvidará de sus propias pasiones y podrá reemplazar la inquietud y el dolor por la serenidad y el gozo propio del conocimiento.

 

Si bien la contemplación pura, la teoría esta reservada a los que se dedican a la filosofía, los filósofos,  que aspiran a la felicidad a través del conocimiento, la tragedia permite que la gran mayoría de hombres que participan como espectadores, se acerquen a lo universal lo suficiente como para olvidar sus pasiones e intereses individuales al vincularse intelectual y emotivamente con la totalidad del genero humano. El placer es inferior y menor al que produce la actividad teorética pero por analogía se asemeja a él y el resultado es positivo para la comunidad que se acerca, a través de esta experiencia, a la serenidad emotiva y a la tranquilidad sentimental.

 

A continuación, vamos a hacer un bosquejo del pensamiento  NEOPLATONICO que se origina en el pensamiento griego y es el último intento de salvar el pensamiento antiguo ante el avance y el triunfo social cultural y político que está logrando el Cristianismo en Roma.

 

Se denominará Neoplatonismo a las doctrinas filosóficas y religiosas de de diferentes pensadores especulativos que se inspiró en el pensamiento de Platón y fundamentalmente en su teoría de las ideas. Se destacó especialmente en Alejandría con el judaísmo helenista, ejemplificado por el filósofo Filón de Alejandría. Por extensión, el término se aplicó a teorías metafísicas similares expuestas durante la edad media, el renacimiento y en épocas modernas.

 

Este movimiento nació en Alejandría, Egipto, en el siglo II d.C. Su fundador y principal representante fue el filósofo Plotino, que nació en Egipto, estudió en Alejandría con el filósofo Ammonio Saccas y, hacia el año 224, llevó la doctrina neoplatónica a Roma, donde creó una escuela. Su obra más importante Enéadas, contiene una exposición amplia de la metafísica neoplatónica. Otros importantes pensadores neoplatónicos fueron los filósofos griegos de origen sirio Porfirio y Jámblico, y el filósofo y matemático griego Proclo.

 

Los elementos del ascetismo y de lo no mundano en el neoplatonismo interesaron mucho a los padres y doctores de la Iglesia cristiana, San Agustín, en sus Confesiones, reconoció la contribución del neoplatonismo al cristianismo e indicó la influencia que ejercieron en él  sus doctrinas no solo en lo filosófico sino también en su pensamiento religioso.

Muchos teólogos y filósofos medievales, entre los que destaca el místico alemán Johannes Eckhart, estuvieron muy influenciados por el neoplatonismo, pero el dogmatismo católico condenó sus dogmas por no ser ortodoxos.

 

En el siglo XV, a los comienzos de la modernidad, el neoplatonismo fue recuperándose y aceptado de manera más general. El filósofo especulativo católico alemán Nicolás de Cusa y otros místicos buscaron superar la duda en torno a las limitaciones del conocimiento mediante la adopción de la teoría de la intuición humana directa de Dios, una teoría próxima a la doctrina neoplatónica para la que el alma, en un estado de éxtasis, tiene la capacidad de trascender todas la limitaciones finitas.

 

Los humanistas del renacimiento italiano, en su reacción contra la antigua filosofía racionalista dominante de Aristóteles, se volvieron hacia la metafísica idealista de Platón, y de allí llegaron al neoplatonismo. Muy importante en esta confluencia fue el erudito italiano Marsilio Ficino, que, bajo el mecenazgo del noble florentino Cosme de Medici, tradujo y comentó las obras de Plotino, Porfirio y Jámblico. En el siglo XVII, en Inglaterra, la escuela de Cambridge mostró marcadas afinidades con los filósofos neoplatónicos. Numerosos pensadores y escritores de los siglos XIX y XX han estado influidos por el neoplatonismo; entre ellos algunos de los más importantes poetas románticos ingleses, como William Wordsworth, John Keats y Percy Bysshe Shelley.

 

Como decíamos al principio del tema, surge como un sistema defensivo del pensamiento antiguo atacado por la influencia creciente del cristianismo y termina en muchos aspectos fundamentando un misticismo y una trascendencia de Dios que no va a ser ajena al pensador cristiano, también influenciado por Platón como es San Agustín. Mas aún, se puede asimilar la concepción del Uno de Plotino al Dios cristiano, de ser así, la filosofía de este autor a pesar del objetivo que la inspiró, sería la más afín con el Cristianismo ya que el Uno es principio y fin de todas las cosas, como veremos en el desarrollo de sus ideas.

 

Ambos se dan en la misma época y en forma paralela ya que el cristianismo, con su monoteísmo consecuente, y no queriendo tener  ningún compromiso con el paganismo hace que los cultos paganos vieran en él  su enemigo mortal y como respuesta responden elaborando una doctrina que termina siendo sincretismo  religioso, pidiendo a la filosofía fórmulas y principios que sirvieran de fundamentos doctrinarios y justificación  reflexiva de sus ritos para usarlos como arma  apologética para la resistencia contra el cristianismo triunfante.

 

Por esta situación la filosofía comienza a convertirse en una teología, en una elaboración intelectual de experiencias religiosas expresando  en fórmulas  intelectuales más o menos armónicamente organizadas las intuiciones de la vida religiosa poniéndolas bajo la protección de nombres de pensadores, que también fueron “hombres divinos”  o que, por lo menos, en su especulación filosófica y/o en su vida personal, experimentaron de algún modo la vivencia de lo sagrado o la tendencia del hombre a elevarse desde esta vida hacia una vida superior del espíritu, por ello se vuelve a Pitágoras,  Sócrates,  Platón y Aristóteles.

 

Los escritos pitagóricos, platónicos, aristotélicos y estoicos son releídos como libros sagrados. Los temas propios del pensamiento griego se vuelven a plantear entre otros, el de lo Uno y lo múltiple, el de la trascendencia e inmanencia de Dios, cuál es el papel de Dios en el mundo, afirmando la trascendencia absoluta de Dios con  su pura espiritualidad e incorporeidad, inmune por sí mismo de todo contacto con la materia, superior y extraño a las alternativas de las cosas corpóreas, recordando aquella noesis noeseos, aquel pensamiento que se piensa a sí mismo, del primer motor aristotélico. La cuestión será entonces como  justificar la acción de Dios en el mundo sin que él sea el autor de los males y las imperfecciones del mundo. Se acentúa además el dualismo entre materia y espíritu, entre cuerpo y alma, desde el punto de vista ético, proponiendo el ideal ascético, por el cual el hombre se libera del mal y participa en el ámbito de lo divino.

En síntesis en la concepción neoplatónica, de acuerdo a la síntesis que elabora P. Lamanna en su Historia del Pensamiento Antiguo, sería la siguiente: Dios es la realidad que trasciende  completamente el mundo lo Infinito, lo Indefinible, lo Inefable, lo Inaccesible.

El mundo depende de Dios. Se identifica a la sabiduría divina con el Logos, el Verbo divino y respecto del hombre considerará que debe liberarse del cuerpo para poder aspirar a la unión con Dios hasta llegar al éxtasis, donde se pone en contacto con lo absoluto inaccesible e inefable, alcanzando el estado de beatitud  suprema y la visión iluminadora que le permite conocer lo verdadero que escapa al conocimiento racional.

 

Plotino  (205-270)

 

Analicemos ahora en particular la filosofía de Plotino que nos servirá de base para comprender su concepción de lo bello.

Su pensamiento está influenciado fundamentalmente por el platonismo,  el aristotelismo y el estoicismo, y otras influencias de origen oriental.

 

En su esquema la realidad está constituida por entidades jerárquicamente escalonadas y procedentes unas de otras: el Uno, el mundo inteligible,  el Logos o Inteligencia, el Alma del mundo, el mundo sensible. Recordemos que también para Aristóteles todo su sistema implicará un orden jerárquico en la naturaleza en función de que predomine materia y forma, de lo que menos es -preeminencia de la materia- a lo que más es -preeminencia de la forma, de lo más perfecto a lo menos perfecto.

 

El Uno será sinónimo de perfección y de unidad, es a la vez trascendente, en cuanto está afuera y por encima de todos los demás seres, y es inmanente en cuanto que todos los demás dependen de él en su ser y en su actividad, y todos tienden a él como a su principio. ".  "Para que el ser exista, es necesario que el Uno no sea el ser, sino el engendrador del ser. El ser es como su primogénito". Es causa eficiente de todos los seres por emanación. El mundo deriva de Dios no por creación sino por emanación, Dios es energía infinita y el expandirse de esta energía da origen al universo. El Uno es principio supremo, fuente primordial de la cual se deriva toda la pluralidad de los seres, por una procesión necesaria y eterna. "Siendo perfecto, el Uno sobreabunda, y esta sobreabundancia produce una cosa diferente a él... por emanación. Las cosas no son el Uno, porque éste permanece en sí mismo, dándoles la existencia”

 

Al mencionar el Uno estamos designando una negación que implica ausencia de multiplicidad, la existencia de los seres múltiples y contingentes del mundo sensible es la que reclama de un Ser Uno y necesario: "Si existe la multiplicidad es necesario que antes exista la unidad" (cf. Santo Tomás y sus pruebas, las cinco vías, para la demostración de la existencia de Dios)

 

Y así como lo era para Aristóteles el Primer Motor, al Uno de Plotino no se llega por la experiencia sino que es un presupuesto previo para la explicación de toda la realidad.

 

Lo Uno está más allá de la dualidad de ser y no-ser, más allá de la dualidad de ser y pensamiento, fuera de  él no hay nada ni él tiene necesidad  de nada. Dios es todo y por eso mismo es nada, nada definible. Es lo Supremo, lo Infinito, lo Perfecto, Indivisible, Autosuficiente, Eterno, Inmóvil, acto puro, incomprensible, indefinible "Nosotros decimos lo que no es, pero no lo que es" Se lo conoce por intuición. El mundo está en Dios sin que Dios esté o se agote en el mundo, es la sombra o el reflejo de Dios.

 

Como regla general de su pensamiento tenemos que establecer que todo lo derivado es menos perfecto que la causa que lo produce, y así la  emanación gradualmente implica que el paso de un grado a otro produzca un debilitamiento cada vez mayor del ser mismo. Los grados de perfección de los seres están en razón directa de su unidad y su simplicidad. A mayor unidad, mayor perfección y simplicidad, a mayor multiplicidad, mayor imperfección, por ello los seres son tanto más imperfectos cuanto más se alejan de la unidad de su principio. Además el Uno se identifica con el Bien, igual que en Platón, y la multiplicidad y diversidad con el mal. Los seres son tanto más imperfectos cuanto más se alejan de la unidad de su principio.

 

La perfección de Dios está en su absoluta unidad, la progresiva degradación del ser en el mundo será marcada por una progresiva diferenciación de lo uno en lo múltiple, Lo Uno, el Mundo Inteligible y el Alma forman la  tríada  inteligible;  el mundo de los cuerpos constituye el mundo sensible, el  mediador entre ambos es el alma humana.

 

En la primera irradiación de lo Uno se distingue la dualidad de inteligencia y mundo inteligible, de pensamiento y ser y el ser se distingue en múltiples esencias inteligibles que son equivalentes al mundo de las ideas platónicas. Si debajo del Uno comienza el Mundo Inteligible, la Inteligencia o Logos es el primer grado de descenso del Uno. De este modo participa de la Unidad, de la Belleza y de la Verdad del Uno, pero en un plano inferior porque ya no posee la unidad perfecta.

 

La inteligencia contempla al Uno, este es su acto cognoscitivo, y se contempla a sí misma. Al no poder intuir la unidad del Uno la actividad de la inteligencia se multiplica en muchas Ideas distintas, las que constituyen el mundo de los arquetipos inteligibles de todas las cosas.

 

La materia: Es el ínfimo grado en la escala de los seres. Es la antítesis del Uno, pues es la fuente de toda multiplicidad. La materia es esencialmente privación y es el principio del mal, porque es lo más alejado de la unidad y, por lo tanto, del Bien.

 

El hombre, que en definitiva será el puente entre ambos mundos, es un ser compuesto. Se compone de un elemento material y corruptible, que es el cuerpo, y de otro espiritual e inmortal, que es el alma.

El alma proviene del mundo inteligible se une violentamente al cuerpo y tiende a separarse de él (platonismo) pero el alma es concebida como la forma organizadora del cuerpo (aristotelismo) La esencia del hombre consiste en su alma. El cuerpo es la cárcel del alma. La unión del cuerpo y del alma es accidental  por lo tanto tiende a separarse de él para retomar a su estado primitivo.

 

La vida en la tierra, la vida sensible, no es más que una sombra y una apariencia. En esto consiste el drama de la vida, pues el alma conserva el recuerdo del mundo superior y tiende a liberarse del cuerpo. Pero esto es posible mediante la purificación. Todavía esta idea de purificación nos recuerda a Platón y a la influencia órfica-pitagórica que vivía en él. 

El hombre anhela y tiene como objetivo  el retornar a Dios. “...este yo que sufre y se agita y se fatiga aquí abajo es una sombra de nuestro verdadero yo, extraño completamente  al mundo sensible... ”

 

La misión del alma, entonces es efectuar el retorno a  Dios, elevarse de lo sensible a lo inteligible por medio de  un proceso de “conversión” gradual que implica primeramente, disciplina en la vida sensible, que se realiza en el ejercicio de las virtudes cardinales (– Prudencia – Templanza – Fortaleza – Justicia - ) La purificación” (catarsis) del  alma significa liberarse de las pasiones y de los engaños de los sentidos. El segundo paso es la contemplación de lo inteligible en lo sensible por medio del arte (música) y del amor. Así  la belleza es el esplendor de la idea en el fenómeno, es el traslucir del Alma universal en los cuerpos;  el alma que la contempla se hace ella misma  bella y contempla su misma  belleza. Y en tercer lugar, el alma a través  del pensamiento discursivo o razonamiento, se encamina hacia el ser verdadero, llegando a la filosofía, a la contemplación intelectiva pura, a la  “intuición” inmediata del mundo inteligible, en que el Alma se confunde con la Inteligencia universal

 

Al final de todo este camino, en un plano superior a la de la visión intuitiva de lo inteligible, el alma es transportada, más allá de la inteligencia, hacia  el Uno inmóvil, en un abandono de inefable amor,  en una disolución  de la propia conciencia individual en el todo llegando al éxtasis. Con ese estado de éxtasis culmina el proceso de purificación. La unión con el Uno  se convierte en la culminación del sistema filosófico de Plotino. El mundo no es un camino, sino un estorbo para llegar a estado feliz de contemplación del Uno. Con el retorno a la unidad culmina la dialéctica plotiniana.

 

Entre los medios para retornar al Uno, el hombre cuenta con la música, el hombre debe elevarse de la armonía sensible de los sonidos a la armonía inteligible, y finalmente al Uno. El amor: se debe ascender de la belleza corpórea y sensible a la Belleza inteligible y espiritual, y finalmente al Uno y la Filosofía, por la Dialéctica se va subiendo de las cosas sensibles, transitorias, contingentes y caducas a las realidades inteligibles y eternas, y finalmente al Uno.

 

La esencia del hombre y de todos los seres, es la unidad, que subsiste por debajo de todas las diferencias. Es la huella del Uno. Por esto para llegar a la unidad perfecta es necesario suprimir toda clase de diferencias, incluso la misma forma intelectiva.

 

El retorno a la Unidad se realiza a través del hombre. El alma humana es el centro de todo proceso descendente y ascendente siendo la purificación un esfuerzo que el hombre puede realizar con sus propias fuerzas. En esto  se diferenciara notablemente San Agustín con su doctrina de la predestinación, ya que para Plotino, la salvación no requiere ninguna ayuda extrínseca, sino que es un resultado del propio esfuerzo individual.

 

Todo el proceso plotiniano de la purificación se hace de abajo hacia arriba, desde la multiplicidad a la Unidad. El fin del camino sólo se alcanza cuando se llega a la cumbre de lo inteligible, que es la identidad con el Uno, la cual se logra en el éxtasis. que consiste en el contacto suprainteligible con el Uno, y se alcanza en el momento en que quedan anuladas todas las diferencias. Para llegar a este estado es necesario perder la conciencia de sí mismo. "Abandonando tu individualidad es como llegas a ser el Todo". En ese momento el pensamiento no ve ningún objeto, sino simplemente una luz pura. Esa visión es un acto suprasensible, supraracional, suprainteligible, la experiencia mística por excelencia.

 

Podemos afirmar para concluir, con esta apretada síntesis de su filosofía, que para el platonismo de Plotino la misión del hombre es llegar, a través de un proceso ascendente inverso a la emanación, a la unión mística con Dios que se alcanza en el éxtasis, partiendo del ejercicio de las virtudes propias de la moralidad y la catarsis, hasta llegar a la contemplación estética y al conocimiento, pasando de lo discursivo a la intuición intelectiva de Dios.

 

Ingresemos ahora a la consideración de la Estética Plotiniana. Como afirma Bayer en su “Historia de la Estética”, podemos decir que las influencias principales son las de Platón aunque incorporando su espíritu místico. La Estoica: que se manifiesta especialmente en su teoría de la simetría, de la proporción de las partes y del encanto de los colores. En sus palabras: “belleza visible..simetría de partes, relacionadas entre sí y con el conjunto, a esa  simetría de partes, relacionadas entre sí y con el conjunto a esta simetría se agregan hermosos colores….La belleza  de un color simple le viene de una forma que domina la oscuridad de la materia y de la presencia de una luz incorpórea que es razón e idea.”……“La belleza en los seres deriva de su simetría  y  de su medida...el ser bello no será nunca un ser simple…la totalidad de ese ser será bella, y sus partes no lo serán cada una por sí misma, sino combinándose en el conjunto.  Si el conjunto es bello, es necesario que sus partes también lo sean”.

 

Para el autor, la belleza del alma se hace participe de la simetría  tal como se manifiesta en las normas del escultor y en la belleza sensible de los cuerpos, tal como lo afirma en la Enéada V: “…y como una exacta proporción de los miembros, unida a un hermoso colorido, es lo que constituye la belleza del cuerpo, así como lo que constituye la belleza del alma es la justeza de sus juicios, pero un justeza esclarecida que descansa en principios inconmovibles y que camina siempre en pos de la virtud, si no es que es ella misma la esencia de la virtud. La fuerza y el vigor pueden ser rasgos del alma tanto como del cuerpo, y lo son en el mismo sentido”

 

La otra influencia importante fue la de Aristóteles, fundamentalmente en lo que hace a la Teoría de la forma, la forma es belleza para la materia y la materia es fealdad para la forma. En la Enéada VIII él se compara con  una estatua por haber encontrado la belleza interna a través de la purificación que actuaría como forma y afirma: “….toda  cosa privada de forma y destinada a recibirla permanece fea y extraña a la razón  divina,... Es  feo. Todo lo que no está dominado por una forma  y  una razón.

 

Volviendo al papel de la concepción platónica expresada en su pensamiento, veremos que así como en el Banquete, hacía residir lo bello en el amor y fundamentalmente en el amor de la idea, siendo ese el amor ideal, en la Enéada VII dice “el amor es un afán dirigido a la belleza” en oposición a  la atracción de las cosas: “Eros es el acto del alma cuando se inclina hacia el bien”. “El alma engendra un Eros cuando desea el bien y lo bello” En la Enéada I  parte de la belleza sensible y considera a esta como el reflejo  de los arquetipos o ideas, es belleza participada, se pregunta: “Que es la belleza en los cuerpos. Es una cualidad que se transforma en sensible desde la primera impresión: el espíritu la capta con la inteligencia, la reconoce, la recibe y de alguna manera se ajusta a ella...el alma...se complace con el espectáculo de los seres de su mismo género o con las huellas de esos seres.... ¿ qué relación existe pues, entre las bellezas de allí y las de aquí?..son semejantes. Participan de una idea.  

 

Así podemos decir que su teoría de la medida y la proporción, de la blancura y la pureza, del esplendor y de la belleza inmaterial y la teoría del nexo del bien y lo bello son herederas del pensamiento platónico, “es la idea. (la que) ordena combinando  las partes múltiples que constituyen un ser....La belleza reside por lo tanto en ese ser cuando éste es conducido hacia la unidad y se manifiesta   en todas  las partes y en el conjunto...la belleza de los cuerpos deriva de su participación en una razón procedente de los dioses.

 

La belleza de los cuerpos no es, de hecho, sino el reflejo, a la manera de las sombras de la caverna, de la belleza de los arquetipos y de las ideas. “La belleza corporal concuerda con una belleza anterior al cuerpoEl punto de partida es el mismo que el de Platón: la belleza de la vista y el oído, después la belleza intelectual de las ocupaciones, de las acciones de las ciencias y de las virtudes. La  Belleza se encuentra sobre todo en la visión; también  está en el oído, en la combinación de palabras  y en la música de todo  tipo, pues  las melodías y los ritmos son hermosos.  Si nos elevamos de las sensaciones hacia una instancia superior, existen ocupaciones, acciones y maneras de ser que son hermosas: hay belleza en las ciencias y en las virtudes. ¿Existe una belleza anterior a ésta?

 

Sigue afirmando el autor, manteniendo su filiación platónica lo siguiente: Algunos seres, como los cuerpos, son  bellos no  por su sustancia misma, sino por participación; ...bellos en sí mismos  tal como la virtud... ¿Qué es esta belleza presente en los cuerpos?...descubrimos esta belleza del cuerpo, puede ser que nos sirva  como  punto de partida para  contemplar otras bellezas.

 

A la tesis platónica de Fedro, viene a unirse la tesis de la purificación.

El hacerse pura no es meramente, para el alma, transformarse “en una forma”, “una razón”, sino, mas bien, hacerse semejante a Dios: a Dios, que es todo belleza. Hace falta, entonces, remontar la belleza del alma hasta este punto, logrando así la ascensión de Diotima hacia el bien “al que tienden todas las almas”. La conversión se produce en quienes intentan acercarse a Dios a través de la contemplación, la theoría, configuraran actitudes estéticas a la vez que místicas: “Pues si se viera a aquél que proporciona permaneciendo la belleza en él mismo sin que recibiera nada – si se persistiera en esta contemplación gozando de él, ¿qué belleza haría falta todavía? La verdadera ascesis de la contemplación estética consiste en “huir” hacia esta belleza, desdeñando todas las bellezas sensibles.

 

Para el pensador que estamos analizando, se deberá distinguir lo bello, que es el nexo entre las Ideas, del bien que está mas allá de lo bello y que es su fuente y su principio: “....el primer principio es la belleza..(hay que).distinguir la  Belleza. del Bien que está más allá de la belleza y que es su fuente y principio.....la belleza está  en lo inteligible”.

 

La belleza no es otra cosa que la perfección de la esencia, el modelo en tanto que modelo.  Lo bello, idéntico a la esencia, en su plenitud; no es predicado que se le añada. La sabiduría del arte contiene al modelo mismo que imita. “Hay en la naturaleza una razón, que es el modelo de la belleza perteneciente a los cuerpos; pero hay en el alma una razón más bella aún, de la que deriva la belleza que se encuentra en la naturaleza. Donde se presenta con mayor claridad es en el alma sabia donde progresa en su belleza; adorna el alma, la ilumina, a ella que proviene a su vez de una luz superior como lo es la belleza primaria”.

 

El plotinismo se transforma en un subjetivismo radical lo que terminará siendo un punto de coincidencia con San Agustín, por la filiación platónica de ambos, cuando afirma el pensador cristiano que “la verdad reside en nuestro interior”. Afirma Plotino: Este cielo de las ideas, este Inteligible, lo volvemos a encontrar en nosotros mismos. Nuestra verdad es interior, está dentro de nosotros. En la contemplación estética basta con que escapemos del mundo.

 

La belleza entera se recobra en nuestro interior. Lo único que debe hacerse es recordar. Todo se compenetra, no hay parte que sea exterior a otra parte, el ojo que ve se identifica con lo que ve, el contemplador de lo divino se identifica con lo divino, se hace divino en cierto modo. Es el alma que se hace bella en la medida misma en que descubre lo bello; o mejor dicho, la belleza de las cosas no se capta sino adquiriendo uno mismo la belleza. Es la identificación mediante el éxtasis. Vuelvo a hallar dentro de mí los arquetipos cuya existencia me es revelada por el recuerdo.

 

”..el bien  y la belleza del alma consisten en hacerse semejantes a Dios, porque Dios viene de Belleza y todo lo que constituye el dominio de la realidad.  ...la belleza es una realidad verdadera......la belleza es también  el bien; de ese bien, la inteligencia extrae inmediatamente su belleza y el alma es bella por la inteligencia.  Del alma  proviene también todo lo que denominamos cuerpo y como es un ser divino y forma parte de la belleza, transforma en belleza a todas las cosas que toca”

“Es necesario que el ojo se transforme en algo semejante al objeto visto para poder contemplarlo. ..Todo ser debe transformarse en divino y hermoso si quiere contemplar  a Dios y a la Belleza

 

La belleza debe buscarse dentro de nosotros mismos, no en los objetos del mundo sensible. Se trata de una ascesis que requiere una conversión. La theoría, la contemplación, separa de golpe los objetos del mundo para devenir en el fenómeno íntimo de una intuición intelectiva. Es un éxtasis de los iniciados entre el yo y lo real. El proceso de purificación para lograr esta visión es lo que puede llamarse el misticismo de Plotino.

De aquí que al comentar el  Fedro, Plotino arriba a la tesis central sobre el arte y el artista: la belleza expresada es siempre deficiente comparada con la belleza interior que el artista desea expresar. Ya no se trata pues, de imitar, de copiar los objetos creados, sino – para el gran artista  - de encontrar dentro de sí el movimiento, el afán inicial y creador de la naturaleza cuando crea.

 

Hay también en Plotino una estética de lo inefable y esta estética rebasa lo inteligible para alcanzar la realidad primaria que carece de cualidades y predicados, es una estética del esplendor y una filosofía de la iluminación. Pertenece al orden de la revelación y del éxtasis. El esplendor que no tiene nombre, el deslumbramiento que carece de denominación. “Aún aquí abajo – escribe Plotino – debe decirse que la belleza consiste menos en la simetría que en el esplendor que brilla en esta simetría y es el esplendor lo que debe amarse.”

La tesis del platonismo se basaba en lo mesurado, en la proporción. La tesis del plotinismo, por el contrario, tiene su fundamento en lo que rebasa y carece de limitaciones, en lo inconmensurable: Esta concepción recién se desarrollará en las estéticas modernas del siglo XVII y XVIII y el nombre que recibirá lo incomensurable, que escapa a la Razón, es el de Sublime,

 

En síntesis y concluyendo, podemos decir que Plotino convierte a la estética en una parte de teología: la belleza del universo canta y clama la grandeza de Dios. Partiendo de la belleza sensible, agregará después a esta, la simetría y la medida. Así, bajo la forma externa hay una forma interna y bajo la simetría está la Idea. Pero esta idea deriva del bien, se trata de una Idea moral, es la idea del bien que se transparenta en lo bello No es únicamente el contenido moral que es en sí, sino una emanación de Dios la que constituye la profundidad y la intensidad del sentimiento estético, de esta manera, el bien es lo bello actuado. Lo bello es el bien contemplado.

 

Al preguntarse qué especie de visión podría ser la visión estética observó que el sentimiento estético es contemplación y theoría. Para captar a Dios solo disponemos de la visión,  no nos es posible imitar su obra. Un único medio nos es dado: la theoría, es decir, la visión extática. Dios crea en y por la contemplación; ésta es su única manera de crear.

Debido a su misticismo, Plotino es el primero que revela la belleza del bien, esta belleza suprema que constituye el carácter de auténtico de la estética arribando a una concepción mística y panteísta del universo.

 

Para finalizar podemos decir que, a pesar de sus esfuerzos para tratar de  salvar al pensamiento antiguo y de los puntos de contacto que podemos encontrar entre su pensamiento y el cristiano, no logrará su objetivo y será la filosofía cristiana la que triunfará definitivamente, lo que se objetivará mucho después, cuando Justiniano en el 529 ordena  clausurar todas las escuela filosóficas de Atenas consagrando el nuevo triunfo filosófico que se extenderá casi por diez siglos hasta la irrupción de la modernidad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Bibliografía:

 

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