I.U.N.A.
LICENCIATURA EN ARTES VISUALES
CÁTEDRA DE
ESTÉTICA I
FICHA 1
LA FILOSOFÍA DEL ARTE EN EL PENSAMIENTO CLÁSICO Y
MEDIEVAL
Autor: Prof. Luis Padin
2012
Antes de comenzar a desarrollar el
pensamiento de los autores clásicos anunciados, queremos dejar aclarado que en
estas páginas llamaremos indistintamente Filosofía del Arte o Estética, a
aquella disciplina que tiene “como objeto el estudio de lo bello”. Así se la
llama desde la modernidad (Siglo XVIII) ya que la estética como disciplina
autónoma de la filosofía nace en la época de la Ilustración. En ese sentido, el
pensamiento clásico, no había llamado estética a sus reflexiones sobre el arte,
sino que estaban incluidas dentro del ámbito más general de la filosofía y además
lo hacen desde una perspectiva diferente a la de la modernidad.
Había sí una reflexión y una
consideración sobre el arte, tanto en Platón y Aristóteles, pero no había
estética. Cuando Heidegger habla, en La Voluntad de Poder como Arte en
“Nietzsche I”, de los comienzos de la estética con Platon y Aristóteles está
haciendo en realidad una critica a la historia de la metafísica occidental.
Vamos a continuación a hacer una
breve referencia al pensamiento platónico y aristotélico sobre la poética o el papel
del arte en la Polis.
Platón (430-348-
a.C.)
Fue
el principal discípulo de Sócrates. En
su madurez, fundó la primera gran escuela de filosofía, denominada Academia.
Sus textos filosóficos, a excepción de la Apología de Sócrates y Las Cartas, los escribió bajo
la forma de diálogos.
En
la época en que él vive, el sistema político griego, la comunidad política
(koinonia politité), la polis, está en crisis. Podríamos afirmar que Sócrates,
su maestro, que es condenado a muerte por la polis de Atenas, es el último
pólites. Por todo ello su preocupación
principal fue restablecer la organización de la comunidad política, que con su
sistema democrático exclusivo para los ciudadanos o pólites, tantos éxitos
habían dado a los griegos. El problema que le preocupa es entonces como lograr
que en el mundo imperfecto de lo humano, la justicia triunfe sobre la
injusticia, el bien sobre el mal, la verdad sobre la falsedad.
Es
por ello que afirmamos que la filosofía platónica está íntimamente relacionada
con la política: “Su no poder hacer política se traduce en su tener que
hacer filosofía. La crisis de su tiempo como crisis, de los usos y costumbres,
como desorientación vertiginosa, es el motor efectivo de su filosofía, que lo
obliga a ponerla en marcha.. La filosofía aparece pues, para Platon como un
menester de urgencia, como algo que hay que hacer porque no se sabe a que
atenerse respecto de las cosas y los asuntos de la vida” Afirma J. Marías, en su introducción al Fedro, relacionando la
crisis de Atenas con la crisis de la Polis,
teniendo en cuenta la experiencia de Platón en Siracusa y la aceptación
de su fracaso expresado en la Carta Séptima, uno de sus últimos escritos.
Su
filosofía parte del estado de ignorancia del hombre, como Sócrates, y es una
cuestión de urgencia, porque el hombre griego inmerso en la crisis no sabe a
que atenerse, lo que se sabe no alcanza es deficiente, será el filosofo un
intermediario entre el ignorante y el sabio que tratará de encontrar el camino
o por lo menos señalarlo.
En
los diálogos platónicos se muestra que la opinión es insuficiente y por ello es
necesario elevarse a un saber superior. El dialogo platónico consiste en la
destrucción de las opiniones en cuento tales. La ignorancia filosófica consiste
en que no sabe lo que hay que saber, lo que da sentido a la totalidad de la
realidad, la opinión es deficiente y fuente de problematicidad. Por eso es el
motor de la filosofía y de ahí la
necesidad del dialogo, en el que chocan las opiniones y ninguna se puede
afirmar como tal, dialogo que pretende ser, como afirma en El Sofista,
equiparable al pensamiento (dianoia) que es el “ callado dialogo interior del
alma consigo misma”.
Será
entonces la destrucción de las opiniones en el diálogo la que llevará a un
nuevo modo de conocimiento que será el de la Episteme o Ciencia o directamente Filosofía. Habrá que
limitar, definir, para que una cosa no se confunda con otra. Debiendo coincidir
el pensamiento lógico y el ser a través de la identidad como ya lo había
entrevisto Parménides.
El
problema es que las cosas no responden al principio de identidad, no son
permanentes, están en constante cambio y son múltiples. Y esto es porque el ser
de las cosas no está en ellas mismas, sino fuera de ellas. La esencia de las
cosas no está en ellas, el ser del caballo no está en este caballo particular y
concreto, y la definición es de lo universal, del eidos, en definitiva el ser
está en la Ideas, fuera de las cosas, y estas participan de la Idea que es
inmutable y universal. Estamos en presencia de una concepción lógica que
entiende al ser como identidad y, el ser, se identifica con la forma de la
realidad que cumple los requisitos del pensamiento lógico. Y ello se da en el
mundo de las Ideas
Sintéticamente
su teoría de las Ideas consiste en que Platón descubre que existen dos órdenes
diversos de realidad, el sensible y el inteligible, pero sólo el segundo es
absolutamente verdadero. Los sentidos nos muestran un mundo imperfecto sometido
a un perpetuo cambio, tal como planteó Heráclito. Platón agrega que un mundo tal no puede
constituir el objeto de un verdadero conocimiento pues éste requiere de
realidades universales, eternas y permanentes que servirán a la vez para fundar
sobre ellas una comunidad justa y lo más perfecta posible, dentro de la
imperfección propia de lo humano, y por eso deberá ser dirigida por los
filósofos que deben ser gobernantes o dedicarse a la filosofía, porque conocen
el bien en sí, lo bueno en sí, lo bello en si, la justicia en si, etc.
Así
considerará que el entendimiento cuando se despoja de la interferencia obrada
por los sentidos, descubre el mundo verdadero, el mundo inteligible de las
Ideas, que constituye el verdadero objeto de la filosofía. Son modelos eternos,
universales e independientes de nosotros, puesto que existen por sí mismas y constituyen la única y verdadera
realidad.
Las
cosas con las que tenemos contacto en el mundo sensible constituyen una copia
imperfecta de las Ideas. Así por
ejemplo, todos los objetos bellos que percibimos por medio de los sentidos son
tales porque participan de una única Idea de
Belleza, eterna y absoluta, de la cual los primeros son meras “sombras”
o “copias”.
El
conocimiento filosófico o Episteme es un saber lo que las cosas son y, como el
ser de las cosas está en la Ideas, hay que avanzar dialécticamente de las cosas
a las ideas y despues volver de las ideas a las cosas. La filosofía se presenta
entonces como un viaje de ida y vuelta. De las cosas que plantean el problema y obligan a filosofar, a las Ideas y de las
Ideas a las cosas para explicar su ser participado.
El
problema que se plantea muchas veces con el pensamiento platónico y con sus
cuatro modos de tener noticias de las cosas, tal como lo explica en el libro VI
y VII de la República, a saber: la conjetura, la creencia, pertenecientes estas
dos primeras al mundo sensible y el conocimiento discursivo y el intuitivo,
ambos pertenecientes al mundo inteligible, es que lugar ocupa el mito dentro de
su sistema de pensamiento. Veamos un caso para ejemplificar el problema; el
Mito de la caída, de los carros alados que se presenta en el Fedro (246 a y
subsiguientes) Afirma en ese texto que, saber cuál es la naturaleza del alma es
casi imposible y es una tarea divina, pero es posible dar una imagen de ella: “Describir
cómo es el alma sería cosa de una investigación en todos sentidos y totalmente
divina... pero decir a que es semejante puede ser el objeto de una
investigación humana”
Antes
había dado una definición del Alma diciendo que es todo aquello que se mueve
por si mismo, una definición conceptual de qué es el alma y despues apela al
mito, esto es lo problemático y sorprendente. El problema es que estamos en
presencia de tres cuestiones diferentes que Platón distingue: 1. La esencia de
algo (ousia); 2. su Logos o definición y 3. su nombre (ónoma).
La
definición de la esencia no agota la realidad de lo que se habla, solo la
delimita o circunscribe. Conocer totalmente las cosas es tarea divina por eso
es necesario fundamentalmente cuando se trata de cuestiones últimas, recurrir
al mito para que nos manifieste, aunque sea de manera imperfecta y parcial, la
realidad de la cual estamos hablando, decirnos a que se asemeja. El mito se
convierte entonces en algo superior a la definición. Si bien el conocimiento
humano no puede agotar la realidad puede fijarla y explicarla hasta cierto
punto aunque sea de manera alegórica.
En
este mito Platon cuenta lo que le pasa al alma, que con sus alas se eleva hacia
lo alto. Será entonces, el alma humana la que permite que el hombre logre unir
ambos mundos ya que puede elevarse, a través del pensamiento, de uno al otro y
una vez arriba poder bajar a esta realidad imperfecta en la que le toca vivir.
Por eso para Platon la filosofía es un esfuerzo personal y comprometido y no
una acumulación de saberes, es algo que le compete al hombre y que debe “comunicarse
de modo erótico”. Ya que debe haber un Amor a la belleza y a las Ideas, que
es el que inclina al filosofar.
La
insatisfacción del hombre proviene de la situación que se produce por
estar hecho para alimentarse de Ideas y
no puede evitar alimentarse de opiniones, es por lo tanto una realidad
inestable, que fluctúa entre ser más o menos hombre. Lamentablemente las
verdades ultimas son inalcanzables y no se puede decir totalmente en que
consiste esa realidad pero se puede señalar para que los demás puedan llegar a
ellas por sí mismos. Por eso el maestro, el filósofo, debe contagiar a sus
discípulos para que se lancen al penoso y difícil cometido de conquistar la realidad
a través del conocimiento.
Hicimos
esta referencia a la explicación mitológica que abunda en la obra de Platón,
porque muchos autores toman a su pensamiento como el paradigma de la
racionalidad del saber y, desde estas visiones “Ilustradas”, se lo ve como un
verdadero antecesor del Racionalismo y del Idealismo, fundamentalmente por el
papel que le atribuyó a las matemáticas como propedéutica de la filosofía, y
con su célebre inscripción en el frente de la Academia donde se afirma que “no
debe entrar aquí quien no sepa matemáticas”: A pesar de ello tuvo una
particular predilección por “mostrar” verdades inaccesibles al intelecto a
través del Mito y, en definitiva, las explicaciones últimas, que sobrepasan la
posibilidad de hacerlo a través del pensamiento, las realiza mitológicamente,
constituyéndose el Mito en la explicación fundamental y última.
El problema de lo bello
En la doctrina platónica podemos
decir que hay dos perspectivas diferentes respecto del tratamiento que le da al
problema de la belleza. Una de ellas es cuando se refiere a la “belleza en si”
o a la idea de la belleza que la equipara con lo uno, el bien, y se encuentra en la cima del mundo
inteligible, del mundo de las ideas y
por lo tanto es inmutable, permanente e incluye en sí todos los casos
particulares de objetos bellos con los que podemos encontrarnos en nuestra
experiencia y es, por esta idea, que de diferentes objetos sensibles podemos
predicar que son bellos porque participan de la misma: “Es la presencia de
lo bello en si lo que confiere la
belleza a aquello que reconocemos como bello”(Hip. M.) “.. quien reconoce la existencia de la
belleza absoluta es capaz, a la vez, de percibir esa belleza y las cosas que de
ella participan, sin confundir estas cosas con lo bello ni lo bello con las
cosas” (Rep.). “Una cosa no es bella por si misma sino porque participa de lo
bello en sí” (Fedón) “Sería el colmo de la demencia no considerar como una e
idéntica a la belleza que se encuentra en todos los cuerpos” (El Ban.)
La otra posición tiene que ver con
el papel de los artistas en la Ciudad Ideal. La desarrolla fundamentalmente en
la República y sobre todo en el Libro X, donde considera inconveniente que los
poetas formen parte de la comunidad ideal. Cuestionándolos por residir su
actuación, en fomentar la opinión y por lo tanto, la falsedad. Los compara con
los sofistas, y por lo tanto culpables del alejamiento del hombre de las
verdades supremas, siendo esa la causa principal de los males que aquejan a la
comunidad. Incluye además, su perspectiva del problema del conocimiento en
relación con el papel de los artistas, en la medida en que estos, con sus
copias o representaciones (mímesis) nos alejan cada vez mas de la verdad. De
ahí el famoso ejemplo de las tres camas, donde se pasa de la aparente (la del
pintor) a la particular(la del carpintero) a la del Demiurgo (universal)que ha
elaborado el modelo ideal de la cama. Es esta la manera en que Platón inserta
las ideas en la estructura del mundo, siendo las que le dan todo su sentido.
La primera perspectiva la podemos
encontrar en el Hippias Mayor (287 e y 288a); en el Fedro; en el Banquete (210 ab); en la
República (476cd); en el Fedón (100cd)
La segunda es ampliamente explicitada en diferentes párrafos de la República y
la desarrolla en forma mas completa desde 595a hasta 608a del capítulo
anteriormente mencionado.
Para este filósofo la realidad no es producto
del azar, sino que hay un orden, una exactitud, una justicia una técnica
adaptada a la naturaleza de cada cosa ya se trate de almas de animales u
objetos “la virtud de cada cosa consiste en un arreglo y una feliz
disposición resultante del orden”. Así podemos decir con Jenócrates que
para Platón: “La idea es la causa que sirve de modelo a los objetos cuya
constitución está inscripta en la naturaleza desde la eternidad”
Podemos afirmar que esta visión
que tiene Platon de los artistas se debe en parte a que toma el concepto de
mimesis en un sentido restringido, como reproducción o copia, dejando de lado
la circunstancia de que la palabra póiesis remite a creación y por lo tanto
concibe al artista como un simple productor de imágenes referidas a realidades
sensibles y al ser estas copias de la verdadera realidad es de inferior valor
porque se encuentra muy lejos de lo verdadero, de la idea en sí. Su discípulo
Aristóteles tendrá una visión muy diferente del concepto de mímesis que
desarrollaremos a continuación.
Aristóteles (384-322
a.C.)
Antes de entrar en la problemática
de la Poética, haremos una síntesis muy elemental de su pensamiento o por lo
menos de los temas que incluye en su sistema para que sirvan de introducción a
aquellos que no han tenido contacto con su sistema de pensamiento.
Fue
discípulo de Platón. Durante mucho
tiempo fue miembro de la Academia. A la
muerte de su maestro la abandona y, después de un largo periodo de viajes, retorna a Atenas y funda su propia escuela de
filosofía, el Liceo.
Conservamos
de él una gran cantidad de obras que cubren todos los temas: metafísica, física, ética,
política, estética, etc. Fue el creador
de la lógica. Su doctrina filosófica,
recogida por Santo Tomás de Aquino, se mantiene
vigente en el pensamiento religioso.-filosófico de la Iglesia Católica
aún en nuestros días.
Constituyó
un gran sistema filosófico a partir de la crítica de la teoría platónica de las
Ideas. Para él, a diferencia de Platón, las cosas realmente existentes son las
individuales (en su lenguaje, los individuos constituyen las sustancias
primeras). Pero en dichas cosas
individuales podemos distinguir dos principios: la materia y la forma. Esta última es aquello que tienen en común
los individuos de la misma especie; con ello, es como si Aristóteles dijera que
lo universal se halla contenido en el individuo.
Todo
conocimiento procede de la sensación.
Por medio de los sentidos conocemos lo individual, pero el proceso del
conocimiento no termina allí sino a través de la abstracción, llegamos al razonamiento y a la intelección
de lo universal.
La
metafísica de Aristóteles estudia la causa primera de todo lo existente a la
que también llama Dios o primer motor.
En su sistema de pensamiento vamos a encontrar una serie
de conceptos fundamentales de los cuales, la mayoría de ellos, se inscribirán
definitivamente en la historia de la filosofía. En principio hacemos una simple
enumeración de los mismos:
Sustancia
primera = ousia : ser en si. Sustancia segunda = categorías: ser en otro.
Materia – Forma. Potencia – Acto. Causas: material, formal, eficiente, final.
Lo
que existe es el individuo concreto, (crítica a Platón) el sujeto de
todas las predicaciones (SUSTANCIA 1ra: Ente individual y concreto , la cosa
sensible)
Las
ideas se obtienen cuando de cualquier sustancia separo lo esencial
de lo accidental: ESENCIA la obtengo por la inteligencia y logro
la Definición de algo, lo que la cosa es.
Ej:
El Hombre es un animal político (zoon politicon) por lo tanto de un sujeto se pueden predicar
a)
predicados esenciales
b)
predicados no esenciales: categorías:
cantidad, cualidad,
Relación,
tiempo, lugar, acción, situación, pasión y estado
Ej: el hombre es un animal portador de lenguaje
(a)
el hombre es un animal político (a)
el hombre es blanco (cual.)(b)
el hombre es alto (cant.)(b)
Por
lo tanto, si queremos explicar la realidad desde el punto de vista del
conocimiento debemos hacer referencia a los conceptos de sustancia, esencia,
accidente. Si queremos explicar la realidad de acuerdo a como están
constituidas las cosas, a su estructura, debemos recurrir a los conceptos de
Materia y Forma .La sustancia 1ra., el individuo, la cosa concreta se
compone de materia: lo indeterminado ,
lo pasivo de cada realidad (ej: madera) y forma: lo determinante (mesa)
La
materia es posibilidad. La forma es realidad. El equilibrio entre Materia y
Forma es inestable, hay cambio: pasar del no ser en acto (semilla) al
ser en acto (árbol) Movimiento: pasaje
de la Potencia al Acto
La
realidad es cambiante porque la materia implica posibilidad, entonces si
queremos explicar la realidad desde el punto de vista dinámico recurrimos a los
conceptos de potencia y acto
Si
queremos indagar sobre la causa que produce una realidad, el porqué algo es lo
que es, debemos recurrir a la teoría de las cuatro causas:
1)
material: aquello de que está hecho algo, el contenido.
2) formal: la estructura de la cosa, el eidos,
la idea.
3) eficiente: el que le da forma a la cosa
4) final : el propósito, el fin del creador,
el para qué.
La
Filosofía es conocimiento de las causas, del porqué de la realidad, si
conocemos la causa 1ra.: Filosofía 1ra.
o Metafísica: conocimiento del 1er motor; última y primera causa de toda la
realidad (Dios) Toda la naturaleza obedece al principio de la Finalidad (teleología), por lo tanto 1) todo ser tiene un modelo hacia el cual se
desarrolla 2) cada hecho tiene una ley
3) todo el cosmos tiene un orden.
Todo
ser, toda realidad, tiene una causa final: el motor inmóvil a cuya
perfección aspira el mundo.
Todo el sistema implicará un orden jerárquico en la
naturaleza en función de que predomine materia y forma, de lo que menos es
(preeminencia de la materia) a lo que más es (preeminencia de la forma).
Se
parte del concepto de MATERIA PRIMA: incognoscible
1)
Primer grado de actualidad, los 4 elementos primordiales: tierra, agua, aire y
fuego.
2)
Segundo grado de actualidad: sustancias homeoméricas (homogéneas)
3)
Tercer grado de realidad: sustancias anomeoméricas (heterogéneas por ej.
órganos diferenciados)
4)
Cuarto: vegetales
5)
Quinto: animales
6)
Sexto: hombre
Fin
de la jerarquía: ACTO PURO: Dios: 1er. Motor
Todo
el universo tiende hacia él como último fin. Todos los seres materiales y
espirituales se mueven por deseo, por un apetito de ser en acto, todos tienden
hacia él, es causa final, mueve por atracción siendo él inmóvil, puro
pensamiento, pensamiento que se piensa a si mismo.
A
continuación de esta síntesis hecha a los efectos de recordar los conceptos
principales del autor pasamos a analizar el tema referido a la concepción que
tiene del arte.
La obra que trata sobre el problema
del arte en este filósofo, es la “Poética”. No es una obra escrita directamente
por él, sino que comprende el contenido de apuntes tomados por sus alumnos
en clases que impartió en Atenas. Los
mismos no contienen a la obra completa y fundamentalmente se conservaron los
contenidos referidos al tema de la tragedia.
No es una obra de estética, en el
sentido moderno, ya que si así la hubiera llamado Aristóteles, estaríamos
frente a un análisis de la problemática del conocimiento sensible (aiéstesis);
la denomina Poética y este término se deriva de
póiesis, verbo que
significa crear en el sentido de producir, está referido a la creación, es una
técnica especial que tiene como objeto la producción de una obra de arte, que
se diferencia de las obras de la naturaleza o de la producción de útiles o
instrumentos, en ese sentido no produce objetos “reales”, sino
representaciones, o como llamaban los griegos imitaciones (mimesis).
La poética es, por lo tanto, un
arte no utilitario cuyo fin será la creación de una obra de arte. Incluye al
autor, dentro de las artes correspondientes a la Poética, a la música, la
poesía, la danza, la pintura y la escultura. Posteriormente la poesía se
apropió del término pero en realidad en
el sentido griego originario hacía referencia a todas las artes. Cada una de
ellas reproducen lo real, representan al mundo produciendo en el espectador una
forma particular de conocimiento y gozo.
La esencia de la poética es la
imitación (mímesis) pero es una reproducción que conlleva una actividad
creativa porque deviene de póiesis. Y si mímesis significa copiar, reproducir o
representar y supone un modelo al cual debe asemejarse, parecería ser contraria
esta copia al acto de creación, a la póiesis, que implica producir algo que no
estaba presente, equiparándose el artista, en este sentido con la Physis o
naturaleza.
Si bien, aparentemente, parecería
que hubiera una contradicción entre ambos conceptos, esto no es así ya que al
imitar o reproducir, se imitan no las cosas tal cual son exteriormente, sino su
esencia o naturaleza, su forma. Aquí no está en juego solo lo sensible, sino
realidades inteligibles e universales. En el caso de la tragedia que imita las
acciones de los hombres, los puede representar tal como son para el mito o la tradición,
o como deberían ser para la ética o la política. Pero el objetivo principal de
Aristóteles es que la obra de arte imite las cosas tal como deberían ser,
idealmente o utópicamente.
La característica de la producción literaria o teatral a
diferencia de las artes plásticas, según Aristóteles, trata o representa la
vida humana, la situación del hombre comprometido en una acción que lo afecta y
debe resolver y puede acompañarse por la música y la danza,
Pero las acciones que se
representan no son las que realmente ocurrieron sino que se las representa como
debieran ocurrir. No se trata de un relato de hechos, de eso se ocupa la
historia, no representa o reproduce lo particular tal como las cosas son o los
hechos tal como ocurrieron. No imita lo que ha sido, sino lo que puede ser y lo
hace en forma idealizada y lo debe hacer en un todo que presente unidad,
coherencia y necesidad intrínseca, que logre revelar lo que las cosas deben
ser.
Para este filosofo que estamos
analizando, la actividad artística se
diferencia de la teorética que es característica de la filosofía, y de la practica o moral que se refiere a los
fundamentos del obrar humano de las cuales se ocupan la ética y la política.
La poética es esencialmente una
actividad creadora. Esta diferenciaciones se encuentran en otros textos del
autor. En el libro VI de la Metafísica y refiriéndose a estos problemas,
distingue el conocimiento intelectual en:
a) Práctico: relativo a los
fundamentos del obrar del hombre libre, que se expresa en las ciencias
normativas como la ética y la política.
b) Poético o Técnico que se
refiere al hacer para satisfacer necesidades espirituales o temporales, “disposición
natural a la creación” le llama, que supone la creación de una obra y
c) Teórico que es el más
importante de todos para él porque su finalidad no es satisfacer necesidades
materiales o espirituales, sino el saber por el saber mismo. Incluye dentro de
él, a la física, la matemática y la teología.
El obrar poético no es considerado
en sí mismo, sino a partir de la obra, del producto al que da lugar. El arte
imita a la physis, decía Heidegger, porque hace que surja un mundo, y además
para el pensador alemán, en ese sentido, el arte es verdad, devela, presenta, a
través de la belleza, lo verdadero. Ser y verdad se identifican
Esta manera de presentar el arte,
la poesía, la vida humana, hace que Aristóteles la considere más cercana a la
filosofía, porque a diferencia de la
historia, que presenta lo particular, representa lo universal. Lo que importa
es su valor expresivo, no la realidad de los hechos tal como ocurrieron, no es
por lo tanto una copia de la realidad sino una transformación de la misma con
el objeto de mostrar como el hombre debe actuar en determinadas circunstancias
y tratando de producir efectos y pasiones en el espectador. En conclusión
deduce que es más verdadera que la historia, porque no trata de lo particular y
contingente, sino de lo universal y necesario
En eso consiste la producción
artística, el estilo de cada artista, algunos, como dice Aristóteles
refiriéndose a los pintores, como “Polignoto, representa sus modelos más
hermosos que la naturaleza; Pausón los representa menos bellos y Dionisio, tal
como son” (Poética, 2, 1448 a 4-6)
La poética Aristotélica es también
un análisis de género, básicamente referida a géneros literarios, esto para los
griegos era la poesía, era el arte. En este sentido Aristóteles lo que hace en
la Poética es analizar los géneros artísticos o poéticos diríamos siguiendo su
lenguaje, la tragedia, la comedia y la epopeya. La primera imita acciones
elevadas, nobles y dignas rechazando las viles y vulgares, exige grandeza de
pensamiento y sentimiento y un lenguaje apto para expresarlos dotado de ritmo y
armonía. Se diferencia de la epopeya en que en ella el autor relata los hechos y la tragedia reemplaza la narración por la
personificación y el relato por el dialogo entre los personajes que se
presentan ante el espectador. En definitiva, lo que se convierte en propio y
característico de la tragedia es producir la catarsis, la purificación
de las pasiones por medio de la compasión y el temor.
Cuando se refiere específicamente
a la tragedia dice que el objeto de imitación es la conducta humana, que puede
calificarse como bella o fea, encargándose el arte de acentuar estos
caracteres. Se trate de la tragedia o de la comedia, la que exalta a los héroes
o la que ridiculiza los vicios.
La tragedia no solo narra sino que
nos mantiene en suspenso por la piedad y el temor, que son las que mantienen el
interés, y producen la purificación, la catarsis: “la representación de
acontecimientos pavorosos o desdichados..., el miedo y la piedad son emociones
esenciales en el espectáculo trágico, y esas emociones hacen que el espectador
experimente la catarsis.
A esta palabra un poco enigmática
que introduce Aristóteles el diccionario de la Real Academia la define como: el
efecto que causa la tragedia en el espectador al suscitar y purificar la
compasión, el temor y otras emociones y,
por extensión, sentimiento de purificación y liberación suscitado por las
vivencias causadas por la obra de arte. “produce entusiasmo y los que la
experimentan pueden ser purificados de ellas (de las pasiones)...., es decir
verse aliviados con gusto” (Política V, 7, 1341 b)
“Las emociones cuya catarsis opera
el arte son como la música en los cultos orgiásticos, las mismas en las cuales
ella nos sumerge. La catarsis nos descarga de esas emociones, o la menos las
descarga de su violencia nociva. El miedo y la piedad que experimentamos ante
el espectáculo trágico, precisamente porque esta suscitado por una representación artística,
no son emociones violentas, como las de
la vida, sino emociones estéticas, que suscitan un goce sereno” (Poética
1453 b)
El arte para Aristóteles, por las
emociones que hace experimentar, cumple una función moral y formativa, por la
catarsis, la turbación en que nos sume el espectáculo trágico, se traduce en
gozo estético. Al engendrar piedad y temor al alma humana al contemplar las
pasiones en la escena, se libera y purifica mediante esa contemplación.
Hay que destacar que la catarsis
se identifica con la virtud, no la perteneciente a la ética, la que hace que
nuestros actos como seres humanos libres puedan ser calificados de buenos o
malos, sino a la virtud del conocimiento (dianoética) Ya que el hombre que
experimenta la catarsis se eleva de lo singular a lo universal mediante la
sustitución de la compasión y el temor, que afectan individualmente a cada
espectador por la compasión y el temor considerados universalmente,
transfiriéndose las pasiones de la parte irracional del alma a la parte
intelectual al convertirlas en objeto de contemplación. Y, ya sabemos que la
contemplación es el acto de máximo valor para el hombre, lo que realmente lo
convierte en virtuoso y feliz. Camino al que aspira el hombre teorético.
Asi al contemplar las pasiones
bajo su propia esencia, en lo que tienen de necesario y universal se olvidará
de sus propias pasiones y podrá reemplazar la inquietud y el dolor por la
serenidad y el gozo propio del conocimiento.
Si bien la contemplación pura, la
teoría esta reservada a los que se dedican a la filosofía, los filósofos, que aspiran a la felicidad a través del
conocimiento, la tragedia permite que la gran mayoría de hombres que participan
como espectadores, se acerquen a lo universal lo suficiente como para olvidar
sus pasiones e intereses individuales al vincularse intelectual y emotivamente
con la totalidad del genero humano. El placer es inferior y menor al que
produce la actividad teorética pero por analogía se asemeja a él y el resultado
es positivo para la comunidad que se acerca, a través de esta experiencia, a la
serenidad emotiva y a la tranquilidad sentimental.
A
continuación, vamos a hacer un bosquejo del pensamiento NEOPLATONICO que se origina en el
pensamiento griego y es el último intento de salvar el pensamiento antiguo ante
el avance y el triunfo social cultural y político que está logrando el
Cristianismo en Roma.
Se
denominará Neoplatonismo a las doctrinas filosóficas y religiosas de de
diferentes pensadores especulativos que se inspiró en el pensamiento de Platón
y fundamentalmente en su teoría de las ideas. Se destacó especialmente en
Alejandría con el judaísmo helenista, ejemplificado por el filósofo Filón de
Alejandría. Por extensión, el término se aplicó a teorías metafísicas similares
expuestas durante la edad media, el renacimiento y en épocas modernas.
Este
movimiento nació en Alejandría, Egipto, en el siglo II d.C. Su fundador y
principal representante fue el filósofo Plotino, que nació en Egipto, estudió
en Alejandría con el filósofo Ammonio Saccas y, hacia el año 224, llevó la
doctrina neoplatónica a Roma, donde creó una escuela. Su obra más importante
Enéadas, contiene una exposición amplia de la metafísica neoplatónica. Otros
importantes pensadores neoplatónicos fueron los filósofos griegos de origen
sirio Porfirio y Jámblico, y el filósofo y matemático griego Proclo.
Los
elementos del ascetismo y de lo no mundano en el neoplatonismo interesaron
mucho a los padres y doctores de la Iglesia cristiana, San Agustín, en sus
Confesiones, reconoció la contribución del neoplatonismo al cristianismo e
indicó la influencia que ejercieron en él
sus doctrinas no solo en lo filosófico sino también en su pensamiento
religioso.
Muchos
teólogos y filósofos medievales, entre los que destaca el místico alemán
Johannes Eckhart, estuvieron muy influenciados por el neoplatonismo, pero el
dogmatismo católico condenó sus dogmas por no ser ortodoxos.
En
el siglo XV, a los comienzos de la modernidad, el neoplatonismo fue
recuperándose y aceptado de manera más general. El filósofo especulativo
católico alemán Nicolás de Cusa y otros místicos buscaron superar la duda en
torno a las limitaciones del conocimiento mediante la adopción de la teoría de
la intuición humana directa de Dios, una teoría próxima a la doctrina
neoplatónica para la que el alma, en un estado de éxtasis, tiene la capacidad
de trascender todas la limitaciones finitas.
Los
humanistas del renacimiento italiano, en su reacción contra la antigua
filosofía racionalista dominante de Aristóteles, se volvieron hacia la
metafísica idealista de Platón, y de allí llegaron al neoplatonismo. Muy
importante en esta confluencia fue el erudito italiano Marsilio Ficino, que,
bajo el mecenazgo del noble florentino Cosme de Medici, tradujo y comentó las
obras de Plotino, Porfirio y Jámblico. En el siglo XVII, en Inglaterra, la
escuela de Cambridge mostró marcadas afinidades con los filósofos
neoplatónicos. Numerosos pensadores y escritores de los siglos XIX y XX han
estado influidos por el neoplatonismo; entre ellos algunos de los más
importantes poetas románticos ingleses, como William Wordsworth, John Keats y
Percy Bysshe Shelley.
Como
decíamos al principio del tema, surge como un sistema defensivo del pensamiento
antiguo atacado por la influencia creciente del cristianismo y termina en
muchos aspectos fundamentando un misticismo y una trascendencia de Dios que no
va a ser ajena al pensador cristiano, también influenciado por Platón como es
San Agustín. Mas aún, se puede asimilar la concepción del Uno de Plotino al
Dios cristiano, de ser así, la filosofía de este autor a pesar del objetivo que
la inspiró, sería la más afín con el Cristianismo ya que el Uno es principio y
fin de todas las cosas, como veremos en el desarrollo de sus ideas.
Ambos se dan en la misma época y en forma paralela ya que
el cristianismo, con su monoteísmo consecuente, y no queriendo tener ningún compromiso con el paganismo hace que
los cultos paganos vieran en él su
enemigo mortal y como respuesta responden elaborando una doctrina que termina
siendo sincretismo religioso, pidiendo a
la filosofía fórmulas y principios que sirvieran de fundamentos doctrinarios y
justificación reflexiva de sus ritos
para usarlos como arma apologética para
la resistencia contra el cristianismo triunfante.
Por
esta situación la filosofía comienza a convertirse en una teología, en una
elaboración intelectual de experiencias religiosas expresando en fórmulas
intelectuales más o menos armónicamente organizadas las intuiciones de
la vida religiosa poniéndolas bajo la protección de nombres de pensadores, que
también fueron “hombres divinos” o que,
por lo menos, en su especulación filosófica y/o en su vida personal,
experimentaron de algún modo la vivencia de lo sagrado o la tendencia del
hombre a elevarse desde esta vida hacia una vida superior del espíritu, por
ello se vuelve a Pitágoras,
Sócrates, Platón y Aristóteles.
Los
escritos pitagóricos, platónicos, aristotélicos y estoicos son releídos como
libros sagrados. Los temas propios del
pensamiento griego se vuelven a plantear entre otros, el de lo Uno y lo
múltiple, el de la trascendencia e inmanencia de Dios, cuál es el papel de Dios
en el mundo, afirmando la trascendencia absoluta de Dios con su pura espiritualidad e incorporeidad,
inmune por sí mismo de todo contacto con la materia, superior y extraño a las
alternativas de las cosas corpóreas, recordando aquella noesis noeseos, aquel
pensamiento que se piensa a sí mismo, del primer motor aristotélico. La cuestión
será entonces como justificar la acción
de Dios en el mundo sin que él sea el autor de los males y las imperfecciones
del mundo. Se acentúa además el dualismo entre materia y espíritu, entre cuerpo
y alma, desde el punto de vista ético, proponiendo el ideal ascético, por el
cual el hombre se libera del mal y participa en el ámbito de lo divino.
En
síntesis en la concepción neoplatónica, de acuerdo a la síntesis que elabora P.
Lamanna en su Historia del Pensamiento Antiguo, sería la siguiente: Dios es la
realidad que trasciende completamente el
mundo lo Infinito, lo Indefinible, lo Inefable, lo Inaccesible.
El
mundo depende de Dios. Se identifica a la sabiduría divina con el Logos, el
Verbo divino y respecto del hombre considerará que debe liberarse del cuerpo
para poder aspirar a la unión con Dios hasta llegar al éxtasis, donde se pone
en contacto con lo absoluto inaccesible e inefable, alcanzando el estado de
beatitud suprema y la visión iluminadora
que le permite conocer lo verdadero que escapa al conocimiento racional.
Plotino (205-270)
Analicemos ahora en particular la filosofía de Plotino que
nos servirá de base para comprender su concepción de lo bello.
Su pensamiento está influenciado fundamentalmente por el
platonismo, el aristotelismo y el estoicismo,
y otras influencias de origen oriental.
En su esquema la realidad está constituida por entidades
jerárquicamente escalonadas y procedentes unas de otras: el Uno, el mundo
inteligible, el Logos o Inteligencia, el
Alma del mundo, el mundo sensible. Recordemos que también para Aristóteles todo
su sistema implicará un orden jerárquico en la naturaleza en función de que
predomine materia y forma, de lo que menos es -preeminencia de la materia- a lo
que más es -preeminencia de la forma, de lo más perfecto a lo menos perfecto.
El
Uno será sinónimo de perfección y de unidad, es a la vez trascendente, en
cuanto está afuera y por encima de todos los demás seres, y es inmanente en
cuanto que todos los demás dependen de él en su ser y en su actividad, y todos
tienden a él como a su principio. ".
"Para que el ser exista, es necesario que el Uno no sea el ser,
sino el engendrador del ser. El ser es como su primogénito". Es causa
eficiente de todos los seres por emanación. El mundo deriva de Dios no por
creación sino por emanación, Dios es energía infinita y el expandirse de esta
energía da origen al universo. El Uno es principio supremo, fuente primordial
de la cual se deriva toda la pluralidad de los seres, por una procesión
necesaria y eterna. "Siendo perfecto, el Uno sobreabunda, y esta
sobreabundancia produce una cosa diferente a él... por emanación. Las cosas no
son el Uno, porque éste permanece en sí mismo, dándoles la existencia”
Al
mencionar el Uno estamos designando una negación que implica ausencia de
multiplicidad, la existencia de los seres múltiples y contingentes del mundo
sensible es la que reclama de un Ser Uno y necesario: "Si existe la
multiplicidad es necesario que antes exista la unidad" (cf. Santo
Tomás y sus pruebas, las cinco vías, para la demostración de la existencia de
Dios)
Y
así como lo era para Aristóteles el Primer Motor, al Uno de Plotino no se llega
por la experiencia sino que es un presupuesto previo para la explicación de
toda la realidad.
Lo
Uno está más allá de la dualidad de ser y no-ser, más allá de la dualidad de
ser y pensamiento, fuera de él no hay
nada ni él tiene necesidad de nada. Dios
es todo y por eso mismo es nada, nada definible. Es lo Supremo, lo Infinito, lo
Perfecto, Indivisible, Autosuficiente, Eterno, Inmóvil, acto puro,
incomprensible, indefinible "Nosotros decimos lo que no es, pero no lo
que es" Se lo conoce por intuición. El mundo está en Dios sin que Dios
esté o se agote en el mundo, es la sombra o el reflejo de Dios.
Como
regla general de su pensamiento tenemos que establecer que todo lo derivado es
menos perfecto que la causa que lo produce, y así la emanación gradualmente implica que el paso de
un grado a otro produzca un debilitamiento cada vez mayor del ser mismo. Los
grados de perfección de los seres están en razón directa de su unidad y su
simplicidad. A mayor unidad, mayor perfección y simplicidad, a mayor
multiplicidad, mayor imperfección, por ello los seres son tanto más imperfectos
cuanto más se alejan de la unidad de su principio. Además el Uno se identifica
con el Bien, igual que en Platón, y la multiplicidad y diversidad con el mal.
Los seres son tanto más imperfectos cuanto más se alejan de la unidad de su
principio.
La
perfección de Dios está en su absoluta unidad, la progresiva degradación del
ser en el mundo será marcada por una progresiva diferenciación de lo uno en lo
múltiple, Lo Uno, el Mundo Inteligible y el Alma forman la tríada
inteligible; el mundo de los
cuerpos constituye el mundo sensible, el
mediador entre ambos es el alma humana.
En
la primera irradiación de lo Uno se distingue la dualidad de inteligencia y
mundo inteligible, de pensamiento y ser y el ser se distingue en múltiples
esencias inteligibles que son equivalentes al mundo de las ideas platónicas. Si
debajo del Uno comienza el Mundo Inteligible, la Inteligencia o Logos es el
primer grado de descenso del Uno. De este modo participa de la Unidad, de la
Belleza y de la Verdad del Uno, pero en un plano inferior porque ya no posee la
unidad perfecta.
La
inteligencia contempla al Uno, este es su acto cognoscitivo, y se contempla a
sí misma. Al no poder intuir la unidad del Uno la actividad de la inteligencia
se multiplica en muchas Ideas distintas, las que constituyen el mundo de los
arquetipos inteligibles de todas las cosas.
La
materia: Es el ínfimo grado en la escala de los seres. Es la antítesis del Uno,
pues es la fuente de toda multiplicidad. La materia es esencialmente privación
y es el principio del mal, porque es lo más alejado de la unidad y, por lo
tanto, del Bien.
El
hombre, que en definitiva será el puente entre ambos mundos, es un ser
compuesto. Se compone de un elemento material y corruptible, que es el cuerpo,
y de otro espiritual e inmortal, que es el alma.
El alma proviene del mundo inteligible
se une violentamente al cuerpo y tiende a separarse de él (platonismo) pero el
alma es concebida como la forma organizadora del cuerpo (aristotelismo) La
esencia del hombre consiste en su alma. El cuerpo es la cárcel del alma. La unión del cuerpo y del alma es accidental por lo tanto tiende a separarse de él para
retomar a su estado primitivo.
La
vida en la tierra, la vida sensible, no es más que una sombra y una apariencia.
En esto consiste el drama de la vida, pues el alma conserva el recuerdo del
mundo superior y tiende a liberarse del cuerpo. Pero esto es posible mediante
la purificación. Todavía esta idea de purificación nos recuerda a Platón y a la
influencia órfica-pitagórica que vivía en él.
El
hombre anhela y tiene como objetivo el
retornar a Dios. “...este yo que sufre y se agita y se fatiga aquí abajo es
una sombra de nuestro verdadero yo, extraño completamente al mundo sensible... ”
La
misión del alma, entonces es efectuar el retorno a Dios, elevarse de lo sensible a lo inteligible
por medio de un proceso de “conversión”
gradual que implica primeramente, disciplina en la vida sensible, que se
realiza en el ejercicio de las virtudes cardinales (– Prudencia – Templanza –
Fortaleza – Justicia - ) La purificación” (catarsis) del alma significa liberarse de las pasiones y de
los engaños de los sentidos. El segundo paso es la contemplación de lo
inteligible en lo sensible por medio del arte (música) y del amor. Así la belleza es el esplendor de la idea en
el fenómeno, es el traslucir del Alma universal en los cuerpos; el alma que la contempla se hace ella
misma bella y contempla su misma belleza. Y en tercer lugar, el alma a
través del pensamiento discursivo o
razonamiento, se encamina hacia el ser verdadero, llegando a la filosofía, a la
contemplación intelectiva pura, a la
“intuición” inmediata del mundo inteligible, en que el Alma se confunde
con la Inteligencia universal
Al
final de todo este camino, en un plano superior a la de la visión intuitiva de
lo inteligible, el alma es transportada, más allá de la inteligencia,
hacia el Uno inmóvil, en un abandono de
inefable amor, en una disolución de la propia conciencia individual en el todo
llegando al éxtasis. Con ese estado de éxtasis culmina el proceso de
purificación. La unión con el Uno se
convierte en la culminación del sistema filosófico de Plotino. El mundo no es
un camino, sino un estorbo para llegar a estado feliz de contemplación del Uno.
Con el retorno a la unidad culmina la dialéctica plotiniana.
Entre
los medios para retornar al Uno, el hombre cuenta con la música, el hombre debe
elevarse de la armonía sensible de los sonidos a la armonía inteligible, y
finalmente al Uno. El amor: se debe ascender de la belleza corpórea y sensible
a la Belleza inteligible y espiritual, y finalmente al Uno y la Filosofía, por
la Dialéctica se va subiendo de las cosas sensibles, transitorias, contingentes
y caducas a las realidades inteligibles y eternas, y finalmente al Uno.
La
esencia del hombre y de todos los seres, es la unidad, que subsiste por debajo
de todas las diferencias. Es la huella del Uno. Por esto para llegar a la
unidad perfecta es necesario suprimir toda clase de diferencias, incluso la
misma forma intelectiva.
El
retorno a la Unidad se realiza a través del hombre. El alma humana es el centro
de todo proceso descendente y ascendente siendo la purificación un esfuerzo que
el hombre puede realizar con sus propias fuerzas. En esto se diferenciara notablemente San Agustín con
su doctrina de la predestinación, ya que para Plotino, la salvación no requiere
ninguna ayuda extrínseca, sino que es un resultado del propio esfuerzo
individual.
Todo
el proceso plotiniano de la purificación se hace de abajo hacia arriba, desde
la multiplicidad a la Unidad. El fin del camino sólo se alcanza cuando se llega
a la cumbre de lo inteligible, que es la identidad con el Uno, la cual se logra
en el éxtasis. que consiste en el contacto suprainteligible con el Uno, y se
alcanza en el momento en que quedan anuladas todas las diferencias. Para llegar
a este estado es necesario perder la conciencia de sí mismo.
"Abandonando tu individualidad es como llegas a ser el Todo". En
ese momento el pensamiento no ve ningún objeto, sino simplemente una luz pura.
Esa visión es un acto suprasensible, supraracional, suprainteligible, la
experiencia mística por excelencia.
Podemos
afirmar para concluir, con esta apretada síntesis de su filosofía, que para el
platonismo de Plotino la misión del hombre es llegar, a través de un proceso
ascendente inverso a la emanación, a la unión mística con Dios que se alcanza
en el éxtasis, partiendo del ejercicio de las virtudes propias de la moralidad
y la catarsis, hasta llegar a la contemplación estética y al conocimiento,
pasando de lo discursivo a la intuición intelectiva de Dios.
Ingresemos ahora a la
consideración de la Estética Plotiniana. Como afirma Bayer
en su “Historia de la Estética”, podemos decir que las influencias principales
son las de Platón aunque incorporando su espíritu místico. La Estoica:
que se manifiesta especialmente en su teoría de la simetría, de la proporción
de las partes y del encanto de los colores. En sus palabras: “belleza
visible..simetría de partes, relacionadas entre sí y con el conjunto, a
esa simetría de partes, relacionadas
entre sí y con el conjunto a esta simetría se agregan hermosos colores….La
belleza de un color simple le viene de
una forma que domina la oscuridad de la materia y de la presencia de una luz
incorpórea que es razón e idea.”……“La belleza en los seres deriva de su simetría y de
su medida...el ser bello no será nunca un ser simple…la totalidad de ese ser
será bella, y sus partes no lo serán cada una por sí misma, sino combinándose
en el conjunto. Si el conjunto es bello,
es necesario que sus partes también lo sean”.
Para el autor, la belleza del alma
se hace participe de la simetría tal
como se manifiesta en las normas del escultor y en la belleza sensible de los
cuerpos, tal como lo afirma en la Enéada V: “…y como una exacta proporción
de los miembros, unida a un hermoso colorido, es lo que constituye la belleza
del cuerpo, así como lo que constituye la belleza del alma es la justeza de sus
juicios, pero un justeza esclarecida que descansa en principios inconmovibles y
que camina siempre en pos de la virtud, si no es que es ella misma la esencia
de la virtud. La fuerza y el vigor pueden ser rasgos del alma tanto como del
cuerpo, y lo son en el mismo sentido”
La otra influencia importante fue
la de Aristóteles, fundamentalmente en lo que hace a la Teoría de la forma, la
forma es belleza para la materia y la materia es fealdad para la forma. En la
Enéada VIII él se compara con una
estatua por haber encontrado la belleza interna a través de la purificación que
actuaría como forma y afirma: “….toda
cosa privada de forma y destinada a recibirla permanece fea y extraña a
la razón divina,... Es feo. Todo lo que no está dominado por una
forma y
una razón.
Volviendo al papel de la
concepción platónica expresada en su pensamiento, veremos que así como en el
Banquete, hacía residir lo bello en el amor y fundamentalmente en el amor de la
idea, siendo ese el amor ideal, en la Enéada VII dice “el amor es un afán
dirigido a la belleza” en oposición a
la atracción de las cosas: “Eros es el acto del alma cuando se
inclina hacia el bien”. “El alma engendra un Eros cuando desea el bien y lo
bello” En la Enéada I parte de la
belleza sensible y considera a esta como el reflejo de los arquetipos o ideas, es belleza
participada, se pregunta: “Que es la
belleza en los cuerpos. Es una cualidad que se transforma en sensible desde la
primera impresión: el espíritu la capta con la inteligencia, la reconoce, la
recibe y de alguna manera se ajusta a ella...el alma...se complace con el
espectáculo de los seres de su mismo género o con las huellas de esos seres....
¿ qué relación existe pues, entre las bellezas de allí y las de aquí?..son
semejantes. Participan de una idea.
Así podemos decir que su
teoría de la medida y la proporción, de la blancura y la pureza, del esplendor
y de la belleza inmaterial y la teoría del nexo del bien y lo bello son
herederas del pensamiento platónico, “es
la idea. (la que) ordena combinando las
partes múltiples que constituyen un ser....La belleza reside por lo tanto en
ese ser cuando éste es conducido hacia la unidad y se manifiesta en todas
las partes y en el conjunto...la belleza de los cuerpos deriva de su
participación en una razón procedente de los dioses.
La
belleza de los cuerpos no es, de hecho, sino el reflejo, a la manera de las
sombras de la caverna, de la belleza de los arquetipos y de las ideas. “La
belleza corporal concuerda con una belleza anterior al cuerpo” El punto de
partida es el mismo que el de Platón: la belleza de la vista y el oído, después
la belleza intelectual de las ocupaciones, de las acciones de las ciencias y de
las virtudes. “La Belleza se
encuentra sobre todo en la visión; también
está en el oído, en la combinación de palabras y en la música de todo tipo, pues
las melodías y los ritmos son hermosos.
Si nos elevamos de las sensaciones hacia una instancia superior, existen
ocupaciones, acciones y maneras de ser que son hermosas: hay belleza en las
ciencias y en las virtudes. ¿Existe una belleza anterior a ésta?
Sigue
afirmando el autor, manteniendo su filiación platónica lo siguiente: Algunos
seres, como los cuerpos, son bellos
no por su sustancia misma, sino por
participación; ...bellos en sí mismos
tal como la virtud... ¿Qué es esta belleza presente en los
cuerpos?...descubrimos esta belleza del cuerpo, puede ser que nos sirva como
punto de partida para contemplar
otras bellezas.
A la tesis platónica de Fedro,
viene a unirse la tesis de la purificación.
El hacerse pura no es meramente,
para el alma, transformarse “en una forma”, “una razón”, sino, mas bien,
hacerse semejante a Dios: a Dios, que es todo belleza. Hace falta, entonces,
remontar la belleza del alma hasta este punto, logrando así la ascensión de
Diotima hacia el bien “al que tienden todas las almas”. La conversión se
produce en quienes intentan acercarse a Dios a través de la contemplación, la
theoría, configuraran actitudes estéticas a la vez que místicas: “Pues si se
viera a aquél que proporciona permaneciendo la belleza en él mismo sin que
recibiera nada – si se persistiera en esta contemplación gozando de él, ¿qué
belleza haría falta todavía? La verdadera ascesis de la contemplación
estética consiste en “huir” hacia esta belleza, desdeñando todas las bellezas
sensibles.
Para el pensador que estamos
analizando, se deberá distinguir lo bello, que es el nexo entre las Ideas, del
bien que está mas allá de lo bello y que es su fuente y su principio: “....el primer principio es la belleza..(hay
que).distinguir la Belleza. del Bien que
está más allá de la belleza y que es su fuente y principio.....la belleza
está en lo inteligible”.
La belleza no es otra cosa que
la perfección de la esencia, el modelo en tanto que modelo. Lo bello, idéntico a la esencia, en su
plenitud; no es predicado que se le añada. La sabiduría del arte contiene al
modelo mismo que imita. “Hay en la naturaleza una razón, que es el modelo de
la belleza perteneciente a los cuerpos; pero hay en el alma una razón más bella
aún, de la que deriva la belleza que se encuentra en la naturaleza. Donde se presenta
con mayor claridad es en el alma sabia donde progresa en su belleza; adorna el
alma, la ilumina, a ella que proviene a su vez de una luz superior como lo es
la belleza primaria”.
El plotinismo se transforma en un
subjetivismo radical lo que terminará siendo un punto de coincidencia con San
Agustín, por la filiación platónica de ambos, cuando afirma el pensador
cristiano que “la verdad reside en nuestro interior”. Afirma Plotino:
Este cielo de las ideas, este Inteligible, lo volvemos a encontrar en nosotros
mismos. Nuestra verdad es interior, está dentro de nosotros. En la
contemplación estética basta con que escapemos del mundo.
La belleza entera se recobra en
nuestro interior. Lo único que debe hacerse es recordar. Todo se compenetra, no
hay parte que sea exterior a otra parte, el ojo que ve se identifica con lo que
ve, el contemplador de lo divino se identifica con lo divino, se hace divino en
cierto modo. Es el alma que se hace bella en la medida misma en que descubre lo
bello; o mejor dicho, la belleza de las cosas no se capta sino adquiriendo uno
mismo la belleza. Es la identificación mediante el éxtasis. Vuelvo a hallar
dentro de mí los arquetipos cuya existencia me es revelada por el recuerdo.
”..el
bien y la belleza del alma consisten en hacerse
semejantes a Dios, porque Dios viene de Belleza y todo lo que constituye el
dominio de la realidad. ...la belleza es
una realidad verdadera......la belleza es también el bien; de ese bien, la inteligencia extrae
inmediatamente su belleza y el alma es bella por la inteligencia. Del alma
proviene también todo lo que denominamos cuerpo y como es un ser divino
y forma parte de la belleza, transforma en belleza a todas las cosas que toca”
“Es
necesario que el ojo se transforme en algo semejante al objeto visto para poder
contemplarlo. ..Todo ser debe transformarse en divino y hermoso si quiere
contemplar a Dios y a la Belleza
La
belleza debe buscarse dentro de nosotros mismos, no en los objetos del mundo
sensible. Se trata de una ascesis que requiere una conversión. La theoría, la
contemplación, separa de golpe los objetos del mundo para devenir en el
fenómeno íntimo de una intuición intelectiva. Es un éxtasis de los iniciados
entre el yo y lo real. El proceso de purificación para lograr esta visión es lo
que puede llamarse el misticismo de Plotino.
De aquí que al comentar el Fedro, Plotino arriba a la tesis central
sobre el arte y el artista: la belleza expresada es siempre deficiente
comparada con la belleza interior que el artista desea expresar. Ya no
se trata pues, de imitar, de copiar los objetos creados, sino – para el gran
artista - de encontrar dentro de sí el
movimiento, el afán inicial y creador de la naturaleza cuando crea.
Hay también en Plotino una
estética de lo inefable y esta estética rebasa lo inteligible para alcanzar la
realidad primaria que carece de cualidades y predicados, es una estética del
esplendor y una filosofía de la iluminación. Pertenece al orden de la
revelación y del éxtasis. El esplendor que no tiene nombre, el deslumbramiento
que carece de denominación. “Aún aquí abajo – escribe Plotino – debe
decirse que la belleza consiste menos en la simetría que en el esplendor que
brilla en esta simetría y es el esplendor lo que debe amarse.”
La tesis del platonismo se
basaba en lo mesurado, en la proporción. La tesis del plotinismo, por el
contrario, tiene su fundamento en lo que rebasa y carece de limitaciones, en lo
inconmensurable: Esta concepción recién se desarrollará en las estéticas
modernas del siglo XVII y XVIII y el nombre que recibirá lo incomensurable, que
escapa a la Razón, es el de Sublime,
En síntesis y concluyendo, podemos
decir que Plotino convierte a la estética en una parte de teología: la belleza
del universo canta y clama la grandeza de Dios. Partiendo de la belleza
sensible, agregará después a esta, la simetría y la medida. Así, bajo la forma
externa hay una forma interna y bajo la simetría está la Idea. Pero esta idea
deriva del bien, se trata de una Idea moral, es la idea del bien que se
transparenta en lo bello No es únicamente el contenido moral que es en sí, sino
una emanación de Dios la que constituye la profundidad y la intensidad del
sentimiento estético, de esta manera, el bien es lo bello actuado. Lo bello es
el bien contemplado.
Al preguntarse qué especie de
visión podría ser la visión estética observó que el sentimiento estético es
contemplación y theoría. Para captar a Dios solo disponemos de la visión, no nos es posible imitar su obra. Un único
medio nos es dado: la theoría, es decir, la visión extática. Dios crea en y por
la contemplación; ésta es su única manera de crear.
Debido a su misticismo, Plotino
es el primero que revela la belleza del bien, esta belleza suprema que
constituye el carácter de auténtico de la estética arribando a una concepción
mística y panteísta del universo.
Para finalizar podemos decir que,
a pesar de sus esfuerzos para tratar de
salvar al pensamiento antiguo y de los puntos de contacto que podemos
encontrar entre su pensamiento y el cristiano, no logrará su objetivo y será la
filosofía cristiana la que triunfará definitivamente, lo que se objetivará
mucho después, cuando Justiniano en el 529 ordena clausurar todas las escuela filosóficas de
Atenas consagrando el nuevo triunfo filosófico que se extenderá casi por diez
siglos hasta la irrupción de la modernidad.
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Selección de textos de “Textos Filosóficos: el neoplatonismo” F. Corti y
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